La Ley Orgánica del TCADF
De las alteraciones nadie sabe
Ciudadanos indefensos
ada día se complica más el conflicto por el que la Ley Orgánica del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Distrito Federal, aprobada por la Asamblea Legislativa, fue alterada por manos aún desconocidas, la cual se publicó en la Gaceta Oficial local de manera absolutamente ilegal.
Hasta donde se sabe, este acto, que podría significar que muchos actos de ley se hubieran, cuando menos, distorsionado y afectado a un número importante de ciudadanos, o al propio gobierno de la ciudad, prendió todos los focos rojos en las instancias involucradas, es decir, la Asamblea Legislativa, el Tribunal de lo Contencioso y la jefatura de Gobierno que encabeza Marcelo Ebrard.
Al principio del conflicto parecía que nadie caía en la cuenta de la ilegalidad y la trascendencia del asunto, pero al paso de los días el problema ha ido creciendo hasta convertirse en un asunto prioritario que debe tener responsables y exige castigo ejemplar.
Por lo pronto, ya existe entre gente de diversos ámbitos la idea de crear un observatorio ciudadano que permita dar seguimiento a estos problemas, e incluso detectarlos antes de que trasciendan. Además, desde la misma Consejería Jurídica del Gobierno del Distrito Federa, se inició una investigación que eche luz sobre un asunto tan oscuro.
La ley se aprobó hace casi dos años, en agosto de 2009, y al parecer nadie se daba cuenta de que lo que exhibió el Diario de los Debates, órgano en el que quedan registradas las leyes que se aprueban en la Asamblea Legislativa, y lo publicado por la Gaceta Oficial del Distrito Federal, no era lo mismo.
Y no se trata de un error de dedo o peccata minuta, sino de una ilegalidad que golpea a todos los rincones de la ciudad, dado que el tribunal es el encargado de dirimir los problemas de la ciudadanía frente a hechos administrativos de supuesta injusticia por parte de la autoridad, es decir, tiene que ver con todos los habitantes del Distrito Federal.
La Ley Orgánica se alteró en 71 de los 145 artículos de que se compone, es decir, es un acto deliberado que así, a vuelo de pájaro, tendría fines aviesos. Cuando menos eso parece, pero uno a uno de los actores han rechazado tener responsabilidad, es decir, el Gobierno del Distrito Federal dice que lo que se publicó no es más que lo que la propia Asamblea Legislativa le envió, y que ellos no metieron mano en el escrito.
Ahora el señor Angelo Cerda, que se ha encargado –cubierto algunas veces por la fuerza de René Bejarano y otras por el PAN– de la Coordinación de Procesos Parlamentarios de la Asamblea Legislativa, cuando sintió que la lumbre se le empezaba a acercar, explicó que lo más probable es que lo que se hizo ley y se publicó fuera un borrador elaborado antes de que la ley, palabra por palabra, quedara firme.
Lo que no dice este funcionario es por qué nunca dio aviso a quien debería para que el error fuera subsanado, y hoy trate de dar una explicación que a nadie convence. El asunto puede crecer y deberán ser las autoridades de la propia Asamblea Legislativa las que se den a la tarea de revisar si algunas otras leyes aprobadas por esa instancia sufrieron alteraciones, como las que se dieron en el caso del Tribunal de lo Contencioso Administrativo de la ciudad de México. Eso es de urgente y obvia resolución.
De pasadita
Hoy habrá ciertos registros en el Partido de la Revolución Democrática que llaman la atención. Para jefe delegacional de Gustavo A. Madero se inscribirá el aún diputado federal Nazario Norberto, quien dice tener ventaja en las encuesta que se ha levantado en la demarcación. Y por un lugar en la Asamblea Legislativa el diputado, también federal, Vidal Llerenas hará oficial su lucha por conseguir la representación de la gente del distrito cinco local, que abarca buena parte de la delegación Azcapotzalco. Ya era hora de darle nivel a esa representación.