El documental se proyecta en Movie Company, Cinema Lido y Centro Cultural Tlatelolco
busco crear conciencia sobre la vejez: Ludlow
Aborda la vida de Carmen y Eme, dos ancianos para quienes la vida gira en torno al encuentro familiar de Año Nuevo
El olvido hacia los viejos puede darse incluso viviendo en la misma casa. Se vuelven un objeto
, refiere
Todos los que participan en la cinta son parientes de la realizadora
Sábado 28 de enero de 2012, p. 8
“Con el documental Un día menos busco crear más conciencia sobre lo que implica ser viejo, sentirse relegado y esperar, tan sólo esperar”, expresó en entrevista Dariela Ludlow, quien con su primer largometraje ha logrado conmover al público al ubicar a la condición humana de la llamada tercera edad desde un ángulo doloroso.
Esta cinta se estrenó ayer en tres sedes: Movie Company, Cinema Lido y Centro Cultural Tlatelolco. Originalmente se iba a proyectar en la Cineteca Nacional, pero ésta se halla en remodelación.
Los personajes de este documental son, todos, familiares de la directora.
La sinopsis es la siguiente: Carmen, de 84 años, y Emeterio, de 97, son un matrimonio que vive en un departamento de Acapulco. El tiempo parece haberse detenido para ellos y ningún día tiene algo de especial, ni el sabor del jugo de naranja que ella le prepara diario, para atacar la diabetes que padece su pareja. El sonido del exprimidor es el mismo cada vez. La vejez es el fragmento de tiempo en el que la vida se desarrolla en su más bella sencillez, bajo ciertas condiciones. Las palabras son siempre verdad y las personas se revelan en su forma más pura. Carmen y Eme sobreviven juntos mientras esperan la próxima visita de sus familiares.
Un año de espera
La cinta comienza con la despedida familiar tras una fiesta de Año Nuevo. Luego, durante un año, tan sólo una que otra llamada telefónica, para preguntar cómo les va. Todo cuesta más trabajo en la vejez, y es cuando se está más solo y sin dinero, a veces ni para los gastos médicos o la comida diaria. Los familiares saben que los viejos requieren ayuda, pero todos hacen que la virgen les habla.
En este documental, al final, tras un año de espera, vuelven los familiares a visitar a los abuelos, pero en realidad van a festejar el año que comienza. Las enfermedades atacan a los ancianos, quienes enfrentan Alzheimer, diabetes...
Dariela explicó que la idea de esta película nació “cuando yo me di cuenta de que mi abuelita (Carmen) tenía Alzheimer y al comentarlo nadie me hizo caso. Me repetía las cosas, me preguntaba si quería leche varias veces. Mis tías me decían que eran cosas de mi abuela, que eso era normal, porque así es la vejez. Eso fue hace como seis años.
El olvido hacia los viejos puede darse incluso viviendo en la misma casa. Se vuelven un objeto.
En el documental, Dariela marca el sonsonete, la monotonía, con el ir y venir de las olas, así como con el juego de unos nietos con un globo terráqueo, teniendo al viejo a un lado. Con esto se remarca el retroceso, la regresión.
Mi abuelo se pasaba horas viendo el mar desde el balcón, a las personas. Me decía que estaba viendo la vida pasar. Ahí entendí que para ellos ayer u hoy es lo mismo. O sea, hay un momento en la vida en la que ciertas cosas ya no importan. Hay otro espacio en el tiempo y éste se vuelve distinto. Para ellos, la vida agitada ya no existe, mientras nosotros estamos en la competencia, en el hacer más y más. Creo que las rutinas no son necesariamente malas.
Carmen, la abuelita de Dariela, falleció hace poco menos de un año y Eme hace dos. “Hice Un día menos en tres años; iba y venía, hasta que conseguí el dinero para terminarla, por medio del Instituto Mexicano de Cinematografía.”
No obstante, como en tantos otros casos, se puede decir que la cinta es producto de su directora, y ya fue proyectada en una treintena de festivales, en los cuales le fue muy bien. A pesar de esto, no hice esta película para los festivales; quiero que la gente la vean. A partir de mi película sé que me voy a preparar para mi vejez. No tengo hijos, pero si los tengo, les voy a inculcar el respeto a los viejos, que no significa compasión, sino darles su espacio justo y digno.
Dariela nació en la ciudad de México, el 22 de junio de 1976. Está graduada como directora de fotografía por el Centro de Capacitación Cinematográfica. Cursó un posgrado en fotografía en la Escuela Superior de Arte y Audiovisuales de España.