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En el Museo Nacional de Culturas Populares, en Coyoacán, participan 35 expositores

La Feria del Tamal, escaparate gastronómico en defensa del maíz

Hay de mole, cajeta, chipilín, ciruela pasa, nopal con queso y los de nueva creación

Representantes de 19 estados de la República y de nueve países muestran sus productos

 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de enero de 2012, p. a12

En el Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP), de Coyoacán, se realiza la 20 Feria del Tamal, en la que 35 expositores venden sus creaciones, algunas inimaginables hasta que se degustan acompañadas de un champurrado.

El sitio se vuelve una zona de dubitativos, porque la oferta es amplia, rica. Hay sin chile y con chile, dulces y hawaianos con piña, nacionales y extranjeros, en hoja de plátano o de maíz. Todos llenadores.

Amparo Rincón Pérez, jefa de Colecciones del museo, expresó que como antecedente de esta feria se encuentra la exposición Sin maíz no hay país, de hace seis años, que sigue como referente para las demás muestras. Es una riqueza, pero también una advertencia, porque se debe proteger al maíz, sobre todo ahora que la sequía arruinó los cultivos y aumenta el riesgo de que llegue el maíz transgénico. Hay sitios donde no se va a celebrar la Candelaria por todo lo que le pasó al campo. Para algunas comunidades indígenas el maíz es indisociable de su vida, de su ser.

Agregó que el tamal es uno de los alimentos característicos de Mesoamérica y, en el caso de México, parte de los motivos por los que la cocina nacional fue distinguida como patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco.

Promoción directa

“El museo busca promover los productores directos para que se conozca la diversidad cultural de México.

“Aquí tenemos a expositores de 19 estados de la República Mexicana y nueve países invitados. Con los festejos del Día de la Candelaria empieza el ciclo agrícola. En este caso, muchos países se han disputado la autoría del tamal, pero la palabra proviene del náhuatl tamalli, que significa masa envuelta, por lo cual no hay duda de que somos los autores de esta maravilla gastronómica. Hay excavaciones arqueológicas que han dado a México la primera evidencia del cultivo del maíz.”

Hay quienes prefieren los de Chiapas por su crisol de ingredientes. Hay de bola, que se confunden con los de Oaxaca, verdadera potencia mundial tamalera.

La mayoría lleva manteca, otros brillan en su sabor por las almendras, la ciruela pasa o el plátano macho; hay de chipilín, de camarón…

Mención aparte merece el zacahuil de la Huasteca, los de cajeta de Celaya, los de maíz tierno, prehispánicos y modernos de nueva creación para diabéticos. Todos engordan.

Una verdadera sorpresa es el expositor David Castillo, ingeniero de profesión, pero inmerso en el mundo del tamal. Mi esposa y yo nos dedicamos a lo que llamamos tamales de nueva creación, hechos para la gente que por alguna razón ha dejado de consumir carne o grasa animal. Están hechos de grasa vegetal. Tenemos de nopal con queso, de espinacas con elote y queso, de calabacitas con rajas y elote, de chocolate con menta de cereza con vainilla y de manzana con canela. Tenemos champurrado de plátano con fresa, de café kahlúa. Los tamales se pueden cubrir con una salsa de leche, mantequilla y chile jalapeño.

Andan de feria en feria y para ésta traen 3 mil tamales y agua de cereza y de limón con piloncillo. Los tamalitos valen 20 pesos. Para comprarlos comunicarse con este productor: Facebook: tamalesnuevacreacion.

En otro puesto, Lilián Mendoza Rivera, de Honduras, dijo que ofrece el tamal tradicional de su país, relleno de pollo o cerdo, con arroz, papa. “Tenemos la montuja, que es un tamal con pollo, con comino y pimiento. Acá está el tamalito de elote. Lo comemos en Navidad o un sabadito para quitarnos la goma o cruda, como le llaman ustedes.”

Precisó que en Honduras sólo hay cuatro tipos de tamales y que no deambulan vendedores en triciclos ni se hallan situados en las esquinas, como en México. Allá no comen chile, tampoco. Lo que sí, el 3 de febrero festejamos a la virgen de Suyapa y se preparan los tamales y otros guisos, como la barbacoa.

David Castillo Martínez, de Veracruz, presume el zacahuil, tamal prehispánico. “La receta del zacahuil tiene 10 mil años de historia. En náhuatl, zaca quiere decir venado, tuza o carne. Se hacía al principio de las siembras, a los 40 días de la Navidad. El 2 de febrero se prenden las candelas, o sea las velas para el comienza del cultivo, como agradecimiento a Dios.

Normalmente este tamal mide dos varas y cada una de éstas mide 92 centímetros. Lo hago desde niño y mantenemos la receta. Fox nos pidió que hiciéramos uno para Luis Inazio Lula da Silva.

También tiene de acuyo o carne de pollo, ulacle con semillas de ajonjolí, afrodisiaco, de coco con piña. Un tamal lo da a 35 pesos. Para comunicarse con él llamar al 5655-8914.

La feria del tamal concluirá el 2 de febrero en el Museo Nacional de las Culturas Populares.