Philippe Montel presenta su segunda exposición individual en México
En sus esculturas transita del monolito gris de granito hasta una mezcla basáltica de piezas movibles
Con toques de color viste sus obras, alusivas a Francia, Japón y México, dice
en un proceso lúdico que me gusta, manifiestaFoto Luis Humberto González
Martes 31 de enero de 2012, p. 6
Una intuición por México, bicolor y en movimiento, se vislumbra en la corteza de 23 obras creadas durante dos décadas por el artista francés Philippe Montel (1952), las cuales se exhiben en Esculturas, ensambles... y otros, en La Fundación Sebastián.
Una amalgama de tres países disímbolos, como Francia, Japón y México ha quedado impresa sobre una persistencia por la piedra que transita del monolito gris de granito hasta una mezcla basáltica de piezas movibles que invitan a jugar en una construcción arquitectónica.
Libertad, afirma, le ha dejado el tiempo en el trabajo minucioso de transformar la roca con cincel y esmeril, pues hace años no se hubiera atrevido a vestir con toques de color sus esculturas. Por ejemplo, El ajedrez azteca, donde las formas en rojo y azul insinúan las de una pirámide, explica Montel mientras hace un recorrido por la sala, que ahora es un jardín zen de figuras geométricas de piedra, instalado en la parte alta del bodegón ubicado en avenida Patriotismo 304, colonia San Pedro de los Pinos. Conversación que el público podrá disfrutar este miércoles, ya que el artista se encontrará en la sala de 11 a 14 horas.
Lector de Carlos Castaneda
Philippe Montel nació en Melun, Francia, donde estudió diseño y gráfica en la École des Beaux-Arts, así como la École de la Place des Vosges, en París.
En su país natal fue asistente de varios escultores, pero un interés cultivado desde muy joven lo llevó a trabajar a Japón con Hiroshi Miyauchi, y en 1990 cambió su residencia a Tokio. Hasta que la casualidad y la intuición lo trajeron a México, en 2001; una mujer mexicana lo hizo quedarse desde 2003. Aunque, comenta, una lectura de primera juventud de los libros de Carlos Castaneda lo impulsó a visitar Baja California muchos años antes, pero nunca hacia el centro del país, explica frente a La casa del brujo yaqui.
Me dieron envidia
, manifiesta sobre el color y la luz en nuestro país, razón por la que comenzó a disfrazar con pintura las esculturas, ahora en su mayoría de piedra volcánica, otra característica que ha adaptado en su estancia mexicana a su obra reciente, la cual predomina en su segunda exposición individual aquí, que ocurre ocho años después de la primera en la Casa de Francia.
Juego de volúmenes
En la obra de Montel persiste un juego de volúmenes, donde aparecen dos procesos contrarios: ahora se dedica a construir el vacío contenido en un marco, que después vuelve a llenar por un conjunto de geometrías que encajan entre sí, en un rompecabezas de tres dimensiones, un proceso lúdico que me gusta
.
Antes tomaba un bloque, la mayoría de las veces de granito, y eliminaba el excedente hasta obtener la figura deseada, una sola pieza con diversos juegos de texturas. Ambos tratamientos de laborioso trabajo, que puede tomar en una pieza hasta un año.
Los ensambles de Montel, construidos de la experiencia de tres culturas, que fácilmente remite a grandes arquitectos mexicanos, concluyen exhibición el 3 de febrero, en la Fundación Sebastián. Es necesario hacer cita al teléfono 5272 0569.