Inauguraron exposición multidisciplinaria de la pintora en la Uia campus Santa Fe
La muestra De ser árbol reúne 36 dibujos de gran formato con partitura escrita ex profeso por Mario Lavista
Sufrimos y nos desmembramos para luego volver a vivir
, dice a La Jornada
Viernes 3 de febrero de 2012, p. 6
La muestra multidisciplinaria De ser árbol, de la pintora Sandra Pani, que reúne 36 dibujos en gran formato, de 3 por 1.10 metros, se inauguró el miércoles en la galería Andrea Pozzo de la Universidad Iberoamericana (Uia) campus Santa Fe.
Con ella la artista se propone tender un puente entre lo terrenal y lo espiritual, lo simbólico y lo concreto, el dolor y la redención.
Las obras recorren una difusa frontera entre lo humano y lo vegetal e interactúan con la atmósfera intimista, casi mística de la partitura creada ex profeso por Mario Lavista, Música para un árbol. A la par, un video da cuenta de ese proceso creativo.
En esta serie –que por primera vez se exhibe de manera íntegra, ya que en Guanajuato, en el pasado festival Cervantino, sólo fue posible montar 26 por cuestiones de espacio– la pintora plasma un tema que la apasiona y explora desde hace años: el convencimiento de que todos los seres vivos están hechos de la misma manera.
Existe una sola esencia, explica en entrevista, y por ello todo ser con vida proviene de un diseño similar, que va adaptándose con cambios o permutaciones según sea vegetal, animal o humano.
Ejemplifica lo anterior con las similitudes entre la verticalidad y las formas de un árbol y las de la columna vertebral de una persona, o las nervaduras de una hoja y las venas de la mano.
En esos dibujos da cuenta de procesos de transformación en los que el cuerpo humano se difumina y deviene árbol, o a la inversa, aunque no son imágenes explícitas ni existe una narrativa.
De ser árbol surge de un sueño de Sandra Pani, en el que recibió el mandato de buscar el cuadro El descendimiento de la cruz, de Van der Weyden, que le sirvió de guía para tender un puente con lo sagrado.
Para ello, durante su creación se valió de la compañía de música religiosa de autores, épocas y geografías diferentes, desde La pasión según san Mateo, de Bach, cantos gregorianos y budistas hasta obras más contemporáneas de, entre otros, Igor Stravinsky, Olivier Messiaen y el propio Mario Lavista.
Importancia de la sique
La artista mantiene un diálogo muy estrecho con otras expresiones y, en particular, la música tiene un papel crucial, al extremo de que a edad muy temprana, además de pintora, deseaba ser pianista y estudió algunos años ese instrumento, incluso en el Conservatorio, hasta que a los 16 eligió la pintura.
Pero nunca he dejado de tocar y la música es un aspecto que me acompaña de forma permanente
, comenta Sandra Pani, quien destaca la importancia del aspecto síquico para su trabajo.
Eso no significa que busque ilustrar sus sueños ni ideas, sino trabajar más bien a nivel de sensaciones, la mayoría de las cuales le vienen como imágenes, aclara.
“Tengo un enorme compromiso con mi sique; llevo muchos años trabajando con una siconalista junguiana y entonces, una vez que están hechas las imágenes, me adentro a tratar de descifrarlas, a encontrar su simbología.
Mis dibujos plasman un mapa síquico de quién soy, pero al mismo tiempo son universales; también hay una parte arquetípica. Entre más personal es una obra, tendrá un valor universal mayor.
De ser árbol abunda en otra de sus constantes: el sufrimiento descarnado, al cual define como un desmembramiento y posterior transformación. Son parte de esos procesos que todos tenemos de antagonismo, dualidad, complejidad y ambivalencia. Nos desmembramos para luego volver a vivir.
Sandra Pani subraya el papel de la música de Mario Lavista, la cual, manifiesta, ayuda al espectador a ser testigo de un espacio síquico atemporal, sagrado.
Luego de concluir exhibición en la Uia, el 28 de marzo, De ser árbol será montada en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), a partir de julio.