Quieren castigarnos por cuestiones políticas: fanáticos del equipo Al Ahli
Mueren dos personas y 600 resultan heridas durante protestas
Viernes 3 de febrero de 2012, p. 26
Puerto Said, Egipto, 2 de febrero. Egipto se precipitó en una nueva crisis la noche de este jueves, cuando fuerzas de seguridad lanzaron gas lacrimógeno a los manifestantes que volvieron a las calles de El Cairo, esta vez para protestar por la muerte de 74 personas en un estadio de futbol, el miércoles.
En un día cargado de emociones, luego del mayor desastre deportivo en la historia del país, exacerbado por acusaciones de que las fuerzas de seguridad se hicieron un lado sin impedir el choque de hinchadas rivales, unas 10 mil personas se congregaron en la plaza Tahrir y fuera del Ministerio del Interior, y algunas destrozaron partes de la alambrada de púas que rodea el edificio.
El resentimiento creció a lo largo del día, cuando partidarios ultras del equipo Al Ahli de El Cairo regresaron a la capital después de los hechos violentos del día anterior en Puerto Said, en los cuales muchos seguidores del club perecieron aplastados cuando trataban de huir de los aficionados del club local Al Masry.
Fanáticos de hueso colorado de los dos principales equipos de El Cairo –Al Ahli y Zamalek– estuvieron a la vanguardia de la revolución del año pasado. “Quieren castigarnos y ejecutarnos por haber participado en la revolución contra la supresión”, sostuvieron los partidarios de Al Ahli en un comunicado, y anunciaron una nueva guerra en defensa de la revolución
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Las protestas comenzaron en una marcha pacífica desde la casa del club Al Ahli hasta la zona ubicada frente al ministerio, cerca de la plaza Tahrir.
Las fuerzas de seguridad que resguardan la zona estaban separadas de los manifestantes por bloques de concreto y alambradas de púas, pero al crecer la tensión algunos avanzaron hacia los guardias, quitaron parte de las barreras y arrojaron piedras. La policía respondió con gas lacrimógeno pesado, que echó a correr a los manifestantes. Por la noche se dijo que se escucharon disparos.
En escenas reminiscentes de los enfrentamientos con la policía de noviembre pasado, que dejaron 40 muertos, los manifestantes incendiaron neumáticos y llevaron en motocicletas a algunos heridos al hospital, pues las ambulancias no podían pasar. La televisión estatal egipcia afirmó que 100 personas se desmayaron por el gas.
El Ministerio del Interior, que reportó dos personas muertas en Puerto Said y 600 heridas en los hechos de este jueves en El Cairto, informó en una declaración que los manifestantes cortaron la alambrada de púas y cruzaron sobre los bloques de concreto para llegar a las calles que conducen a su edificio sede. Llamó a los manifestantes a “escuchar la voz de la prudencia… en estos momentos críticos”.
Entre tanto, en Puerto Said quedaba en claro que muchas personas perecieron cuando los aficionados locales cargaron sobre el foso que los separaba de la cancha, luego de la victoria de su equipo por 3 goles a uno. A lo largo del partido, una de las entradas principales del ala este del estadio –un corredor estrecho y muy inclinado, de unos cuatro metros de ancho– estuvo cerrada con una reja de hierro de suelo a techo.
Cuando los fanáticos del Al Masry cargaron contra la tribuna, luego del silbatazo final –muchos llevaban palos y cuchillos–, miles de aficionados cairotas visitantes se lanzaron hacia el corredor, única salida para la mitad de las personas que estaban en esa ala.
Médicos de Puerto Said declararon este jueves a The Independent que la mayoría de quienes quedaron aplastados murieron de asfixia. Cientos más fueron trasladados al hospital con fracturas múltiples, causadas cuando la gente se aglomeró tratando de escapar del frenesí.
“Fue terrible –describió el doctor Mohammad Salah, quien estaba de turno en el hospital El Amín la noche del miércoles–. Todos los que murieron eran egipcios. No merecían morir.”
Según un funcionario del Ministerio de Salud, todas las muertes fueron causadas por heridas de cuchillo, hemorragia cerebral o concusiones, pero el doctor Salah afirmó que ninguno de los 31 cuerpos que llegaron al hospital tenía heridas de cuchillo. El ministerio aseguró también que un policía pereció, y un funcionario de Salud en Puerto Said sostuvo que había mil heridos.
Este jueves, mientras trabajadores del estadio inspeccionaban los restos de la carnicería, señalaban la sangre seca en las escaleras de la tribuna este, cerca del corredor. Tiradas en el suelo estaban las rejas de hierro de cuatro metros de alto, cuyos goznes, de 15 centímetros, habían sido arrancados. Tapizaban el pasillo docenas de zapatos cuyos dueños los perdieron al tratar de escapar.
Ahmad Osama, mecánico de 23 años, estaba en esa tribuna cuando los partidarios del Al Masry cargaron hacia el campo luego del silbatazo final. “No vinieron a ver el partido –aseguró, y añadió que muchos buscaban vengarse de los actos de violencia que empañaron el mismo encuentro el año anterior–. Sólo querían violencia.”
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya