Estoy contento por la forma en que se mostraron mis jugadores, expuso el técnico Flores
Creímos que se había liquidado el encuentro y dejamos crecer al rival, admitió Graniolatti
Lunes 6 de febrero de 2012, p. 6
Toluca, Méx., 5 de febrero. En partido trepidante y con auténticos golazos, Pachuca se levantó de la lona; perdía 3-0 y terminó ganando 4-3 a los desconcertados Diablos Rojos, que tras un explosivo arranque se apagaron e hilaron su segunda derrota consecutiva.
El estadio Nemesio Diez explotó con anotaciones, algunas de gran manufactura, pero la afición local pasó del gozo intenso al desconcierto y luego a la tristeza y enojo al presenciar la caída de su equipo. Las anotaciones del Toluca fueron de Javier Muñoz Mustafá, al minuto uno, Iván Alonso (11, de penal) y Néstor Calderón (15).
Por los Tuzos marcaron Mauro Cejas (35 y 93 de pena máxima), Daniel Arreola (41) y Marco Bueno (64). El cuadro choricero se quedó con siete puntos, mientras el hidalguense llegó a nueve.
Apenas se dio el silbatazo inicial cuando el plantel toluqueño avanzó por la derecha. Carlos Esquivel mandó un centro quemante por abajo y Muñoz Mustafá, con el afán de desviar, punteó el balón, pero para su desgracia le dio dirección hacia el marco y a los 14 segundos ya ganaban los de casa 1-0.
El zaguero argentino quedó muy perturbado por su error y en otra acción aplicó un caballazo por la espalda al siempre peligroso Iván Alonso, por lo que el árbitro Mauricio Morales marcó penal que el propio uruguayo cobró para imponer el 2-0 al minuto 11. El delantero llegó a cinco tantos en el torneo.
Luego Néstor Calderón recibió en solitario el esférico por el lado izquierdo del área grande y realizó un disparo con buena comba, para superar el lance de Rodolfo Cota y marcar el 3-0, apenas al minuto 15.
El marcador tenía eufórico al público local que ni se inmutó ante la lluvia y el frío, pero el efecto para los jugadores de casa fue peor, ya que se confiaron y no tardó en llegar la debacle.
Los Tuzos sacaron la casta y el pundonor con arremetidas cada vez más peligrosas, algunas de las cuales fueron nulificadas por el aplicado guardameta Alfredo Talavera.
En un centro a balón parado favorable para los Diablos Rojos, Pachuca armó un veloz contragolpe que llevó el esférico a Mauro Cejas, quien entró por la izquierda y realizó un disparo potente, raso y cruzado, para iniciar la remontada con el 1-3.
En otro ataque Daniel Arreola aprovechó la llegada del balón para empalmarlo cerca de la media luna y le salió un preciso escopetazo para el 2-3.
En el complemento los Tuzos mantuvieron el dominio y cada vez se tornó más sobresaliente la figura de Talavera en el marco local. Contuvo peligrosos envíos de los ecuatorianos Segundo Castillo y Jaimen Ayoví, éste último con un tiro que se impactó en el travesaño y salió milagrosamente.
El técnico fraín Flores ingresó a Marco Bueno, campeón mundial juvenil Sub-17, quien rápido exhibió sus dotes de goleador y aprovechó un centro raso que envió Cejas y con preciso punterazo decretó el empate 3-3.
Al minuto 71, en medio de una rechifla, entró al partido Guillermo Franco. La silbatina fue por el recuerdo de su mala actuación en Sudáfrica 2010 y para Ayoví, ex jugador rojo.
En los tres minutos de reposición los Tuzos se colgaron la victoria. El esférico llegó a Bueno, quien en el área dribló a la derecha y Talavera lo fauleó para un claro penal que convirtió en gol el argentino Cejas, al 93.
Efraín Flores, entrenador de los Tuzos, comentó: Estoy muy contento por el triunfo, pero más por la forma. Los jugadores mostraron una gran valentía y actitud para reponerse de un resultado tan adverso
.
Se mostró conforme con el desempeño de Bueno, y sobre el Guille Franco, señaló: sentí que era el momento, aporta experiencia y por poco se estrena con gol
.
De su lado, el timonel choricero, Wilson Graniolatti señaló: La explicación es muy simple: quizá a los 15 minutos ponerte 3-0 es algo que no está planeado y máximo contra Pachuca. Creo que hubo dos partidos, el primero, los primeros 15 minutos, luego empezamos un juego interno contra nosotros mismos, cuando pensamos que se liquidó el encuentro y dejamos crecer al rival
.