Opinión
Ver día anteriorLunes 6 de febrero de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Toros
La México huella de tradición
L

a Plaza México, relicario de huellas que ha formado una tradición torera, cumplió 66 años de vida. Los aficionados y no aficionados llegaban al coso desbordando alegría a la hora en que una lluvia amenazaba el paseíllo, que afortunadamente cesó. La alegría continuó y se ahogaba en el clamor despertado por el toreo de El Juli y la casta del toro de Xajay. Una nube enrojecía el colorido de los tendidos y entre la melancolía y el estrépito vagaban insospechadas y mudas las huellas de las grandes faenas, las tardes de gloria y los fracasos.

Añoranza de los viejos tiempos diferidas entre las sombras de la tarde que se hizo noche en el frío del crepúsculo, donde lo inanimado parece vivir y una ráfaga de lances de El Juli llamadas zapopinas cargaron el aroma a buqué torero y el coso se incendió. Vieja Plaza México de tantos recuerdos en el eje seis sur que a la entrada y salida de las corridas se paraliza con los coches y un suave rumor se abre al terminar los festejos para dar paso a los toreros en hombros (esas salidas de Luis Procuna que eran torería pura). Hubo siempre un prestigio de torvo misterio que se perdía en las manecillas del reloj. Los fantasmas gustan de salir en las corridas invernales. Los espectros siguen en la plaza y dejaron sus huellas como los toreros actuales las dejan en el aire que se volverán huellas.

En el aire quedaron la maestría y el valor de El Juli, que fue el triunfador al cortar cuatro orejas y salir a hombros. El arte de Manzanares que se unió al espectro que dejó su padre, que tantas tardes nos calentó el espíritu y para el gusto del cronista dio cátedra de estética torera. Las ganas de ser de José Mauricio, que domingo a domingo se supera y no se asustó ante las figuras españolas, a pesar de que se vio sin recursos ante su segundo enemigo. Igual que Diego Silveti, que salió apaleado por la misma falta de recursos para enfrentar a sus toros. Pero no le faltó el valor que se le sale por los poros y lo emparejó con las huellas del llorado David y el espíritu que le insufló.

Los toros de Xajay no fueron los mansos mensos de la temporada, al igual que la tarde de ayer los de Barralva, a pesar de que algunos rodaron por el redondel. Toros ásperos, difíciles, bravos con los caballos en general, encastados, de los cuales sólo segundo y tercero tuvieron nobleza y recorrido, y a su vez dejaron las huellas de una ganadería non.