Jerez, 6 de febrero. En su segundo año dentro de la Fórmula Uno, el mexicano Sergio Pérez afrontará el reto desde un nuevo auto del equipo Sauber, revolucionario en la tecnología y mejorado en el diseño: el C31, con motor Ferrari.

Había sol, pero la mañana era fría en Jerez, España, donde los bólidos aguardaban la presentación bajo sábanas grises que los cubrían; los encargados de revelar las nuevas sorpresas del equipo fueron los pilotos que los conducirán en los circuitos.

Ni asomo alguno de nerviosismo. Checo Pérez se mostró más habituado al mundo del Gran Circo y esperaba sonriente el turno de destapar la nueva máquina; junto a él estaba su compañero, el japonés Kamui Kobayashi, y el también mexicano Esteban Gutiérrez.

Lo que aguardaba en esta ceremonia de presentación era un coche que permite la máxima flexibilidad y variedad en su configuración, anunció Matt Morris, diseñador en jefe de la escudería Sauber.

El C31 es revolucionario en las partes para las que teníamos nuevas ideas, sobre todo en la parte trasera, donde podíamos mejorar aspectos negativos que ya apreciamos en el C30, pero sin perder las mejores cualidades de nuestro vehículo, señaló.

Uno de los elementos familiares del nuevo monoplaza es el motor Ferrari, y entre los propósitos marcados por la escudería está mantener la capacidad del coche para evitar degradar los neumáticos, comentó el diseñador.

Sobre el chasis, las mismas calcomanías de firmas mexicanas –tequila, aseguradoras, telefonía– que se vieron en 2011, aunque el equipo está negociando y confía en que habrá muchos más patrocinadores en Australia, donde arranca la temporada, el 18 de marzo.

Al finalizar la presentación, Checo contó sus planes. Lo principal –dijo– es ser consistente y sumar puntos en cada carrera.

Pérez mostró una especial ilusión por la de noviembre, en Austin, Estados Unidos. Es la más cercana de casa y habrá muchos mexicanos. Será muy especial.

Gutiérrez estará presente en todos los Grandes Premios, lo que compatibilizará con la GP2.