Real de Catorce, SLP., 7 de febrero. Cientos de wixaritari de comunidades de cuatro entidades hablaron toda la madrugada de este martes con sus dioses, quienes dijeron estar tristes y les pidieron que impidan a las empresas mineras extranjeras que saquen el corazón a Wirikuta, su territorio sagrado, de aproximadamente 140 mil hectáreas semidesérticas, enclavado en la sierra de Catorce.

Están tristes (las deidades) y solicitan, con lágrimas, llanto y dolor, que no se haga, que no se saque el corazón, que no se saque la sangre de este cerro amado, expresó Maximino Muñoz, wixaritari de Paso de Alica, en Nayarit.

Maximino tradujo al español las palabras de Eusebio de la Cruz, marakame de la comunidad de Santa Catarina, en Jalisco. Las frases de Eusebio fueron los mensajes de los dioses: el fuego, el sol, la tierra, el peyote, a los que los wixaritari de 26 poblados de Jalisco, Nayarit y Durango pidieron orientación desde la noche del lunes al mediodía del martes.

A 3 mil metros de altura sobre el nivel del mar, en la punta de El Quemado –cerro donde, según el pueblo wixárika, se originó la vida en el inicio de los tiempos– unos 500 wixaritari cantaron, tocaron violines, rezaron, mataron una vaca como ofrenda, y abrieron su peregrinación anual a organismos civiles, académicos, artistas, músicos y reporteros.

Ellos nunca han querido ser folclóricos ni una atracción turística, han mantenido su intimidad. Hoy están rompiendo la regla, es algo excepcional, declaró Johannes Neurath, especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien ha estudiado este pueblo más de 20 años.

Para Neurath, las celebraciones en El Quemado significan también una petición de ayuda de los wixaritari a los mestizos para salvaguardar el territorio sagrado de la voracidad de mineras como First Majestic Silver –que allí posee cerca de 4 mil 400 hectáreas concesionadas por el gobierno– y Resolution Resources Corp, cuyo Proyecto Universo invade 59 mil 678 hectáreas del Área Natural Protegida de Wirikuta. Todo ello, en busca de la extracción de oro y plata.

Wirikuta no es sólo un paisaje impactante, cuyos cerros crean relieves que parecen que rasgan las nubes. Y no sólo es un territorio simbólico, sino el lugar que mantiene el equilibrio de la vida.

En Wirikuta se sostienen las velas de la vida, las cuales están feneciendo, manifestó Santos de la Cruz, joven wixárika de la comunidad de Bancos de San Hipólito, Durango, quien ha acudido a la sede de la Organización de las Naciones Unidas y a las oficinas de First Majestic, en Canadá, y culpa al Estado mexicano de la destrucción en Wirikuta.

Va a haber falta de lluvia, enfermedades, sequía, inundaciones, epidemia, según dice la predicción wixaritari. Por eso, la de hoy fue una plegaria a sus dioses, mediante cánticos, que derivaron en un pronunciamiento en el cual manifestaron estar unidos para defender Wirikuta.