Berlín, 14 de febrero. El festival de cine de Berlín rindió homenaje a una de las exponentes más importantes del cine mundial, Maryl Streep, y le entregó el Oso de Oro por trayectoria.

La película La dama de hierro fue proyectada este martes fuera de competencia; como parte del homenaje que le rinde la Berlinale, se exhibieron también cintas clásicas de las que es protagonista.

Streep, acompañada del director del certamen y recientemente galardonada con el Globo de Oro y el Bafta de la academia británica de cine por mejor actriz, dio a los asistentes una lección de sencillez, honestidad y compromiso con su trabajo.

Ser honrada en el festival de cine de Berlín es una de las cosas más importantes que han ocurrido en mi vida. Imaginen: soy una mujer que viene de un pueblo de 5 mil habitantes de Nueva Jersey y ahora aquí, en Europa, me rinden este homenaje.

Actriz de izquierda

Al ser interrogada acerca de cómo se documentó sobre Margaret Thatcher para interpretarla en La dama de hierro, dijo: Sí, me documenté mucho sobre ella y les aseguro que mucha gente del ala más conservadora estadunidense estaría sorprendida sobre algunas de las cosas que descubrí.

Cuando se le preguntó sobre el secreto detrás de la maestría en su actuación, respondió: “Cuando interpretas un personaje, no puedes juzgar y decir, ‘me gusta’ o ‘no me gusta’: hay que sentirlo; intento siempre reconocer algunos aspectos o cualidades de mí misma. Los tiempos han cambiado mucho desde 1979, cuando Margaret Thatcher fue primera ministra. En ese tiempo, para mí, una actriz estadunidense liberal de izquierda, Margaret Thatcher –amiga de Reagan– no era precisamente un personaje político de mi simpatía”.

La directora de La dama de hierro, Phyllida Lloyd, aseguró que la historia detrás de la cinta puede considerarse en 50 por ciento ficción pura; el resto está basado en el punto de vista de Margaret Thatcher, lo que hace a esta película totalmente subjetiva; no es un punto de vista documental, apuntó.

Un periodista ruso sorprendió a los asistentes al entregar a Meryl Street una matrushka de Siberia con el rostro de la actriz, quien, conmovida, no dejaba de reír y agradecer que no hubieran plasmado una nariz tan larga como la de ella en el rostro de la muñeca.

Por otro lado, Canela es una película mexicana que lleva al mole a instalarse en Berlín como valor culinario nacional.

El mole fue el protagonista mexicano en esta edición de la Berlinale. Lo que en este lugar se da en llamar salsa de chile con chocolate es considerado uno de los aspectos más exóticos de la cultura culinaria mexicana.

El mole poblano es el tema central de Canela, la cinta mexicana que hoy se presentó en la sección culinaria de la Berlinale.

Es el primer largometraje del joven realizador mexicano Jordi Mariscal.

Se trata de una comedia con algunos breves tintes de drama, que el público alemán ha calificado de muy divertida y que se antoja disfrutar en todos los sentidos.

El guión fue escrito por el propio Mariscal en colaboración con Marilú Acosta.

La producción es de La Casa de Cine, fundada en 2006 con Chiesco Laresgoiti y el propio Jordi Mariscal, la cual en 2008 llevó a la pantalla como realizador la cinta de ciencia ficción 2033.

La intención de Mariscal es que el espectador se replantee el valor de la cocina tradicional mexicana, no sólo como importante aspecto cultural del país, sino también por el papel que juega en las familias mexicanas.

“Todas esas nuevas tendencias de la cocina mexicana –esa cosa nueva que ahora se llama guormet cuisine mexicana– me hicieron pensar en la importancia de rescatar el aspecto tradicional de la nuestra y el papel que juega en nuestras familias“, dijo.

En Canela, el personaje principal es María (Isabel Yudice), una niña de nueve años que vive con su abuela Tere, interpretada por Ana Martin.

La pequeña María creció entre cazuelas y juega a cocinar para sus muñecos.

En la cinta, clientes y una crítica culinaria de televisión deciden quedarse con el mole de doña Tere, pero una argucia legal de la nueva cocinera la hace quedarse con el molcajete.

Al final, doña Tere y María fundan un nuevo restaurante de cocina tradicional mexicana cuyo nombre es el título de la película, Canela.