Miércoles 15 de febrero de 2012, p. 42
La cardiopatía congénita es la malformación más frecuente entre los recién nacidos. Representa la segunda causa de muerte en los menores de un año de edad y está entre las cinco primeras en los menores de cinco años.
Es una anomalía en la estructura del corazón o de los vasos intratorácicos, la cual puede tener múltiples variantes, aseguraron investigadores del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez en un artículo publicado en 2010 en la revista Archivos de cardiología de México.
El grupo encabezado por Juan Calderón-Colmenero explicó que el diagnóstico de las cardiopatías congénitas ha sido posible con métodos modernos de diagnóstico, como la ecocardiografía, con la cual se identifica la anomalía incluso desde la etapa fetal.
Este estudio también facilita la identificación de alteraciones cardiacas que antes requerían de un cateterismo cardiaco.
Otros especialistas afirman que, sin el tratamiento adecuado, uno de cada tres niños muere antes del primer año de vida. Otros tendrán acceso a la cirugía correctiva, aunque, según la Secretaría de Salud (Ssa), actualmente son la minoría.
Un grupo indeterminado vivirá con esta deficiencia, que implica limitaciones físicas importantes. Un ejemplo se conoció hace unas semanas en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con Erika, de 27 años de edad, quien fue beneficiaria de un trasplante de corazón en el Centro Médico Nacional La Raza.
De acuerdo con especialistas, la mayoría de las malformaciones cardiacas congénitas pueden corregirse o mejorarse sustancialmente, con lo cual la persona puede llevar una vida normal, dependiendo del tipo y complejidad de la lesión que presente.