Cien relatos de lo real, influidos por la literatura y el periodismo dan forma al volumen ¿Hay vida en la Tierra?, de Juan Villoro, con el que la editorial independiente Almadía llega a los primeros cien títulos de su catálogo. El libro se presenta el miércoles a las 20 horas en la Librería Rosario Castellanos y el próximo lunes en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

Villoro comenzó a escribir estos textos hace 17 años y se publicaron de contrabando en los distintos medios de comunicación en los que ha trabajado, entre ellos La Jornada. Son escritos breves en los que mira hacia esos pequeños detalles que muchas veces pasan desapercibidos: creo que muchas noticias íntimas a veces definen mejor nuestra época y lo que somos, aún más que las grandes noticias históricas.

No es que esos detalles, pequeños y a veces absurdos, hayan perdido su lugar en las páginas de los periódicos. “Casi siempre se mantienen, pero siempre asociados a la famosa ‘firma de autor’, cuando alguien logra establecer una reputación como columnista se le permite de pronto escribir de un sándwich o de sus zapatos viejos, o de su relación con un paraguas que lo ha acompañado durante 30 años y, muchas veces, esto tiene que ver con la figura del autor”.

Y cita el ejemplo de Gabriel García Márquez, quien siendo muy joven escribió crónicas acerca de un bandoneón abandonado, o esa vaca que se quedó parada en la esquina de una ciudad, o la importancia de las serenatas y de los naranjos por los que subían los enamorados.

“Esas crónicas quedaron abandonadas y sólo se dieron a conocer con la fama de García Marquez como escritor. Entonces, muchas veces el conocimiento de esos textos se debe a que se asocian con un autor. Sin embargo, creo que forman parte de nuestra cotidianidad, porque definen la manera en que nos comportamos. Por ejemplo llegaron los teléfonos celulares, Internet, y nuestra manera de enamorarnos, pelearnos, trabajar, ilusionarnos, cambió para siempre, entonces qué cambios de comportamiento trae eso. Eso es una noticia, creo yo, y se puede contar con relatos íntimos.

Lo que trato de hacer es que a través de estas cien historias podamos tener un reflejo de lo que fue un tiempo, de cómo la gente se ilusionaba, se hartaba, se enamoraba, se exasperaba, por supuesto en un país muy determinado que es México y tal vez los antropólogos del porvenir podrán entender qué extraños éramos nosotros y qué extrañamente nos conducíamos.

Juan Villoro, durante la charla con La JornadaFoto Guillermo Sologuren

Estamos en una época en la que “tenemos una tensión muy fuerte, porque por un lado tenemos muchas formas de comunicación y nos podemos expresar en ellas, pero al usar todos estos medios de pronto tenemos fantasmas de nosotros mismos. Antes era mucho más fácil ubicar la realidad, porque no teníamos tantas representaciones de la realidad. Tenemos una existencia muy filtrada, entonces me parece muy interesante que hay una tensión entre mucha información y la posibilidad de expresarnos de muchas maneras, y al mismo tiempo una pérdida de cuáles son los valores reales, de dónde está verdaderamente lo importante, dónde está la realidad. Por eso el título es muy irónico, ¿Hay vida en la Tierra?, para que volteemos hacia nosotros mismos”.

Mirar hacia la microhistoria

La propuesta es mirar hacia la microhistoria. “Luis González y González, el gran microhistoriador mexicano, puso mucho acento en recuperar comunidades a través del tejido íntimo que las constituía, y lo mismo podemos hacer con el presente. Por ejemplo, hay uno de mis textos que trata de la invención de los cajeros automáticos, ya damos por sentado que existen, pero ¿qué sucedió con los prestamistas que vivían antes: que eran como cajeros personales? Tenía un amigo que nos sacaba de apuros con cantidades pequeñas y era nuestro cajero automático y pensamos que iba a ser el millonario de nuestra generación, pero se inventó una máquina que lo desplazó para siempre.

Entonces estas cosas, que son mínimas, han cambiado los destinos de las personas, esas cosas que afectan de manera íntima, estos comportamientos que son los que he querido captar, que muchas veces los damos por sentados como simples molestias, y hay una idea también de cobrar venganza de las molestias, tratando de demostrar que muchas de ellas producen historias, que para eso existe la literatura.

¿Hay vida en la Tierra? es un libro que se coloca justamente en la frontera entre periodismo y literatura, porque lo que narro tiene que ver con la realidad, y 90 por ciento de las circunstancias son absolutamente reales. A veces he combinado dos para que se entiendan mejor, pero son circunstancias concretas de muchas personas que están ahí con sus auténticos nombres o con otros que realmente existieron. Algunas son totalmente testimoniales. Yo lo vería así: como relatos de lo real, influidos por la literatura y el periodismo.