Reunión de emergencia de la Asamblea por quema de libros del Corán
Jueves 23 de febrero de 2012, p. 34
Kabul, 22 de febrero. Miles de enfurecidos afganos por la quema de libros del Corán en una base militar estadunidense se manifestaron este miércoles en varias ciudades al grito de Muerte a Estados Unidos
y Muerte a Obama
, lo que culminó con incidentes que dejaron saldo de al menos nueve muertos y más de 40 heridos.
Por su parte, el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, convocó a una sesión de emergencia de la Asamblea Nacional después del segundo día de protestas.
En Kabul, una muchedumbre encolerizada apedreó la base militar estadunidense de Campo Phoenix, quemó coches y atacó tiendas cercanas. La policía afgana antidisturbios se vio rebasada por la furia popular, mientras los soldados de Campo Phoenix tuvieron que abrir fuego para dispersar a los enfurecidos manifestantes.
Otro manifestante murió en la provincia de Logar, según informó el Ministerio del Interior. En Jalalabad y en Parwan, las fuentes de hablaron de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad afganas, sin mencionar la presencia de soldados extranjeros.
El portavoz de la policía, Ashmat Estanakzai, negó que los agentes hubiesen abierto el fuego, aunque indicó que las protestas se volvieron violentas cuando (los manifestantes) atacaron Campo Phoenix y bloquearon la principal carretera hacia la frontera con Pakistán en el este
.
A todo esto, la embajada de Estados Unidos anunció en Twitter que cerró sus puertas y prohibió a su personal entrar o salir, e incluso circular por la ciudad.
En la ciudad de Jalalabad, la muchedumbre marchó hacia la base militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) controlada por militares estadunidenses, y un grupo de estudiantes quemó un retrato del presidente Barack Obama.
Varios ejemplares del Corán fueron quemados la noche del pasado lunes en la mayor base estadunidense en Afganistán, en Bagram, a 60 kilómetros al norte de Kabul, según informaron autoridades y empleados afganos.
El comandante de la Fuerza Internacional para Afganistán bajo mando de la OTAN, el general estadunidense John Allen, ofreció disculpas y admitió que soldados de la base militar de Bagram se deshicieron sin darse cuenta
de ejemplares del Corán.
En Washington, el secretario de Defensa, Leon Panetta, expresó la más firme desaprobación de esa conducta
y prometió que no volverá a ocurrir.
Los primeros informes sobre la quema de libros trascendieron el martes anterior. Responsables estadunidenses que pidieron el anonimato dijeron que servían para esconder mensajes entre detenidos afganos de la prisión dependiente de la base de Bagram.