La francesa The Artist y Hugo, de EU, ofrecen dosis extras de seducción
, dicen críticos
Las películas de Scorsese y Hazanavicius compiten también por ser la que recuerden a los votantes la majestuosidad
, refieren
Mil botellas de champán para mil 500 invitados
Viernes 24 de febrero de 2012, p. 9
La competencia en los Óscares está entre Hugo y The Artist, dos películas sobre películas: por azar... o no tanto, Hollywood se celebra a sí mismo gracias a la dosis extra de seducción
que tiene el cine sobre el séptimo arte para los propios cinéfilos de la Academia.
Ambas metapelículas comparten además una curiosa coincidencia: la estadunidense Hugo honra los albores del cine en Francia, y la francesa The Artist es un tributo a la edad de oro de Hollywood.
Luego de que ambos homenajes cruzaran el Atlántico en su canto de amor al cine, la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas los cobijó con 11 nominaciones para Hugo y 10 para The Artist, entre ellas mejor película y mejor director, lo cual fija una cerrada competencia entre ambas cintas.
Además se coló My Week With Marilyn, otro intento por resucitar a la diva de Hollywood por excelencia, Marilyn Monroe, protagonizado por Michelle Williams.
En la nominación a los premios que se entregan este domingo sucedió “lo que pasa cuando en beisbol se aplica la regla conocida como the tie goes to the runner (en caso de duda, se premia el ataque)”, dijo Brent Simon, presidente de la asociación de críticos de cine de Los Ángeles.
Significa que, estando todas las partes en igualdad de condiciones, las que provean mayor sentimiento de estímulo, que recuerden a los críticos/espectadores/votantes la majestuosidad, la historia y la importancia de su arte preferido, tendrán para ellos una dosis extra de seducción
, explicó.
Tanto Hugo, de Martin Scorsese, como The Artist, del francés Hazanavicius, son una mirada nostálgica a la historia del cine.
Hugo está hecha con los recursos más modernos –es la primera vez que el director estadunidense explora el 3D– para relatar el encuentro de un huérfano con el pionero del cine George Melies en los años 30.
En tanto, The Artist es una cinta muda, en blanco y negro, sobre el cine silente: se desarrolla a finales de los años 20 en Hollywood; relata las dramáticas consecuencias que para una estrella del cine mudo tiene la transición al sonoro.
La cinta de Scorsese, con la estrella de Borat, Sacha Baron Cohen, en el papel de un torpe inspector de una estación de tren, no ha tenido la respuesta que sus productores esperaban: tras un presupuesto de 170 millones de dólares, ha recaudado mundialmente unos 100 millones.
Al contrario, la mucho más económica The Artist ha recaudado 57 millones de dólares tras una inversión de 12 millones.
Ninguna de las dos es, no obstante, un rotundo éxito de taquilla, como los que acostumbra Hollywood, destaca Darren Franich en una columna en la revista Entertainment Weekly. Entonces, ¿por qué tanta fanfarria en la Academia? Simple: ambas cintas son cartas de amor al cine y a la gente que lo hace
, escribió el crítico.
Además, la mirada nostálgica de ambas hace resonar una cuerda muy sensible en el Hollywood actual, que tiene que lidiar con la globalización de su industria.
“Las películas de alto prespuesto se filman frente a un fondo verde, y la vida de las estrellas recuerda al ejecutivo que interpretó George Clooney en Up in the Air”, escribió Franich.
Hugo y The Artist compiten, entonces, no sólo por el Óscar, sino por cuál de las dos toca más hondo a unos votantes que han sido testigos del declive económico y artístico de Hollywood
, dijo el crítico.
Para Jason Squire, profesor de la escuela de cine de la Universidad del Sur de California, el fenómeno es tanto más raro cuanto que la industria por lo general rehuye hacer películas sobre hacer películas
, si bien hay notables excepciones como The Aviator, Chaplin, Purple Rose of Cairo, 8 1/2 e incluso Ed Wood.
Este año la mayor coincidencia es que están en carrera dos películas sobre la historia del cine, agregó el profesor. Eso nunca había ocurrido.
Galas para divertir a las estrellas
La Governors Ball, allí donde los ganadores van a lucir sus trofeos al término de la ceremonia –y los perdedores a ahogar sus penas– tendrá preparadas mil botellas de Moet & Chandon para sus mil 500 invitados, por no hablar del postre de chocolate que puede verse con gafas 3D.
Con el afamado chef Wolfgang Puck como cerebro de la noche, la fiesta agasajará a sus invitados con chuletas de cordero, minipasteles de pollo, hamburguesas de buey de Kobe y estatuillas de Óscar rellenas de chocolate y bañadas en oro.
Aunque la Governors Ball es la principal fiesta de la semana, por todo Hollywood hay multitud de galas para divertir a las estrellas.
Además, hay varias celebraciones paralelas, como la cena de gala por el 40 aniversario del Óscar honorífico a Charles Chaplin en el Chateau Marmont, celebrada el miércoles, o la cena benéfica de Oxfam, cuyo anfitrión es el británico Colin Firth, quien el año pasado fue coronado mejor actor.
Eva Longoria también organiza dos fiestas pre Óscar. Tampoco se queda corta la quinta edición del coctel de mujeres en el cine, organizado por Gwyneth Paltrow y Cathy Schulman.
Martin Scorsese, uno de los favoritos en esta edición, organiza un acto en el hotel Bel Air, para recaudar fondos para la Fundación de Cine, mientras la crème de la crème del panorama indie se dejará ver el sábado en la fiesta que tendrá lugar tras la gala de los Independent Spirit Awards en una gigantesca carpa en la playa de Santa Mónica.
La misma noche de los Óscares, el domingo, una de las más conocidas es la que organiza la fundación de Elton John para combatir el sida.