La crítica cinematográfica de Efraín Huerta en los años 40 y 50 es rescatada y compilada en un libro que define al especialista como incisivo, juez y humorístico.

Close up, de Efraín Huerta: crítica cinematográfica, de Alejandro García, compilador del material, fue presentado el domingo pasado en la Galería de Rectores en la 32 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

Se trata de dos volúmenes que recopilan artículos escritos por Huerta, los cuales fueron publicados en diversas columnas dedicadas a la crítica cinematográfica, en particular en la Revista Mexicana de Cultura, cuyo suplemento, Close up de nuestro cine, apareció del 6 de abril de 1947 al 17 de agosto de 1952 en el periódico El Nacional.

Las colaboraciones estaban dispersas en archivos y sólo aparecían citadas en libros y enciclopedias, hasta que fueron compiladas por Alejandro García, con ayuda de Evelin Tapia, en el texto publicado en 2010 por Ediciones La Rana y la Universidad de Guanajuato.

García dijo que Efraín Huerta, poeta nacido en Silao, Guanajuato –de quien se celebra su 30 aniversario luctuoso–, sobresalió porque sus versos se caracterizaban por rebelarse contra lo establecido en términos estilísticos.

Además, fue un activista político de la izquierda latinoamericana. Inició estudios de derecho en la ciudad de México, pero los abandonó para dedicarse al periodismo y la literatura.

Su primer poemario, Absoluto amor, se caracterizó por su lirismo amoroso, pero tras su vinculación con la revista Taller evolucionó hacia una poesía que reflejaba tanto la subjetividad personal como las circunstancias políticas y sociales que lo rodeaban.

En 1950 se inició el movimiento neovanguardista del cocodrilismo, por lo que también fue conocido como El gran cocodrilo.

Indicó que sus mayores logros trascendieron en la lírica personal y en sus poemas sobre la ciudad de México, al poner una nota de humor y desenfado en una época en que este tono escaseaba.

Close Up, de Efraín Huerta: crítica cinematográfica rescata parte de las opiniones de El gran cocodrilo sobre el cine mexicano y el internacional.

Por ejemplo, en uno de sus escritos revela su sentir por la repentina muerte de la actriz Blanca Estela Pavón en un accidente aéreo. “Inventora de la abnegación y del sacrificio. Pueden o no haber gustado los temas generales de esas películas; pero fueron sus películas, sus mejores películas y sus magníficas creaciones estéticas.

¿No nos enseñó ella misma a sollozar? ¿No creó un aire irrespirable de tragedia en sus ficciones? Somos, en cierta forma, sus fieles discípulos. Los fraternales discípulos de una hermana adorable y adorada.

Huerta también criticó a quienes se pronunciaron contra Los olvidados, de Luis Buñuel: “Los reproches que los mexicanos hipócritas dirigen a Los olvidados son precisamente eso: hipócritas. Hay que ver de frente la verdad de un país, y ésta es una de las misiones del cine, cuando se resuelve a afrontar los temas mexicanos.

Presentar un México exclusivamente de charros y chinas poblanas, en serenatas de noches de luna, es falsear a México, apuntó Efraín Huerta.

Creo que el maestro Efraín Huerta estaría feliz de que lo volvamos a leer y criticar, puntualizó García.