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Presentaron poemario de Mariángeles Comesaña

Ofrece escritora la posibilidad de renacer a un verano

Ella nos inunda, nos baña, cambia nuestros sentimientos, expresó Javier Guerrero en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería

 
Periódico La Jornada
Jueves 1º de marzo de 2012, p. 6

En medio de un país tan brutalmente explotado, expoliado y oprimido como México, con casi todas nuestras brújulas internas descompuestas, el poemario De la mano del viento, de Mariángeles Comesaña, ofrece la posibilidad de desprenderse de pieles podridas y renacer a un verano.

De ese modo lo planteó el antropólogo Javier Guerrero durante la presentación de dicho volumen en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, con la participación de la autora, una breve intervención de Fernando Macotela, director del encuentro editorial, y del periodista Virgilio Caballero, quien leyó varios poemas.

Editado por El Tucán de Virginia y la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, De la mano del viento incluye un saludo de Efraín Huerta y un texto de Hugo Gutiérrez Vega, Mariángeles bajo las estrellas.

Lo que llama la atención del libro de Mariángeles es que está lleno de amor, destacó Guerrero, y agregó que “es un hit parade de vocablos, un edificio construido con hermosas palabras, una arquitectura verbal que gratifica los sentidos. Es algo que nos inunda, que nos baña, que cambia nuestros sentimientos”. Dijo que en el poemario están presentes aquellos versos que nos hablan de nuestra intimidad más profunda, de nuestra intimidad más eterna, de nuestra intimidad más honda.

El dolor, agregó, el tesón, la soledad, todo está ahí presente, y esas palabras fluyen como un río que nos conduce a puentes de ensueño, en un viaje maravilloso.

Para Virgilio Caballero, la poeta y mujer Mariángeles Comesaña lleva en el alma la lívida desazón humana de la España extraviada en la Guerra Civil con la que se instauró la dictadura fascista, que por cierto aún se hace sentir en estas horas cuando pretende arrinconar al juez (Baltazar) Garzón entre las inacabables víctimas.

Y agregó: Ella, la del desarraigo, está arraigada con la plenitud de sus sentidos en las venas indígenas de México. No creo que sea una contradicción. Mariángeles sabe, con su poesía, con su vida, que somos los mismos en cualquier parte.

Trazó Caballero el posible itinerario del libro De la mano del viento: De la soledad que habita las entrañas, como ella la define, Mariángeles viaja a las entrañas del destierro, de los desterrados que hicieron entre nosotros su refugio.

Caballero reflexionó sobre lo que podría describirse como el vínculo poeta-ciudadanos, o poema-lector: “Hay en el libro una especie de autobiografía, de una biografía que al explorarse a sí misma, al invocar las luces, al tocar las sombras de lo propio, lo de ella, nos pone ante el espejo para quien quiera verse.

Al final Comesaña agradeció y se dijo emocionada.