Crece el hacinamiento. Al menos en uno de cada cuatro hogares mexicanos se han incorporado a vivir bajo el mismo techo el yerno, la nuera o los nietos del jefe del hogar, ante las dificultades económicas de los hijos para iniciar o mantener una familia, indicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). El 26.6 por ciento de los hogares familiares está en esta situación.

Con un incremento de 28.5 por ciento, este fenómeno de “hogares ampliados y compuestos’,’ se agravó durante la última década hasta abarcar más de 7 millones de hogares, mientras, las condiciones económicas han propiciado que sobrevivan en el país 2 millones 300 mil familias donde ninguno de sus integrantes forma parte de la población ocupada, señaló el organismo.

El deterioro económico de la sociedad mexicana ha orillado también a que en 12.3 millones de hogares, 46.3 por ciento del total, dos y hasta tres de sus integrantes tengan que trabajar para contribuir al sostenimiento familiar. Según los datos censales presentados por el Inegi con motivo del día de la familia mexicana, en 31.3 por ciento de los hogares son dos los integrantes insertos en el mercado, y en 15 por ciento son tres; mientras persiste otro 45 por ciento donde sólo un integrante es el que contribuye para el sostenimiento de la familia. La mayor presencia femenina en el mercado laboral responde a una necesidad de generar ingresos para contribuir a sostener el nivel de vida de sus familias, acotó.

Al presentar un panorama sobre las características actuales de la familia en México, el elemento natural y fundamental de la sociedad, el organismo puntualizó que la disminución de matrimonios y el aumento de divorcios ha provocado que casi 6 millones de hogares, que representan 22.3 por ciento del total, estén encabezados por una mujer.

En el país, indicó, en 77.7 por ciento de los hogares familiares los hombres asumen la jefatura una vez que se unen conyugalmente y forman su propia familia. En tanto, las mujeres comúnmente sólo son reconocidas como la autoridad del grupo cuando no tienen cónyuge, debido a una separación, divorcio o viudez, lo cual ocurre con mayor frecuencia en edades avanzadas.

Abundó: la situación conyugal confirma que ser jefa de hogar se asocia con una disolución de la unión y con una ausencia del cónyuge. Tres de cada diez mujeres que dirigen un hogar familiar son viudas, una proporción similar (29.2 por ciento) están separadas o divorciadas; en 28.7 por ciento de los casos la jefa se encuentra unida (casada o en unión libre), y de éstas, en 31.4 por ciento de los casos el cónyuge no reside en el hogar. En general, hay ausencia del cónyuge en 78.4 por ciento de los hogares familiares con jefatura femenina.

En las familias de menores ingresos, es frecuente que se privilegie el trabajo antes que la educación, por lo que en 1.8 por ciento de los hogares existe al menos un niño de 8 a 14 años de edad que no tiene la aptitud de leer ni escribir. De acuerdo con los resultados censales del cuestionario aplicado en 2010, en 6.5 por ciento de los hogares con niños de 6 a 14 años “al menos uno de ellos no asiste a la escuela’, reportó el Inegi.