rases huecas, promesas discursivas sin posibilidad alguna de llegar a ser realidades medibles. A su paso Josefina Vázquez Mota reparte, sin pudor alguno, declaraciones almibaradas (de almibarar, suavizar con arte y dulzura las palabras, normalmente para ganarse la voluntad de alguien y conseguir de él lo que se desea
, Diccionario de la lengua española), que pretenden ocultar el desastre de los dos sexenios que llevamos mal gobernados por personajes emanados del Partido Acción Nacional (PAN).
La melcocha verbal de la candidata presidencial panista es pura escenografía de cartón piedra, palabras de concurso de oratoria para deslumbrar a los incautos. El caudal de verborrea pirotécnica busca distraer al electorado para que no preste atención a la vaciedad que está detrás de la bonita palabrería que reparte a diestra y siniestra la señora Vázquez Mota.
Sin sonrojarse, la abanderada del PAN en las elecciones presidenciales de julio tuvo el atrevimiento de parodiar la letra de Imagine, tal vez la canción más famosa de John Lennon. Extasiada, soltó: “Me imagino un México sin ladies de Polanco, me imagino un México donde alguien no puede golpear a otro aprovechando una situación económica […] Me imagino un México donde los políticos que se coluden con el crimen organizado tengan cadena perpetua”.
Los ecos del impactante I have a dream, de Martin Luther King, magistral discurso que el próximo año cumple cinco décadas, quisieron ser repetidos por Josefina Vázquez Mota, pero no hubo cómo sucediera esto. La brecha es insalvable entre el pastor bautista que encabezó la lucha por los derechos de la población afroamericana en Estados Unidos y quien escribió esa joya del pensamiento vacío que es el libro Dios mío, hazme viuda por favor. Solamente los asesores de la candidata del PAN tuvieron la osadía de aconsejarle emular al activista y gran escritor estadunidense. Todo esto sin aquilatar la gigantesca distancia política y ética que media entre Luther King y la sonriente Josefina.
Si de imaginar se trata, aquí también tenemos algunos sueños, fruto de las pesadillas infligidas a la población mexicana por los regímenes panistas. Imagino un país en el que no se desperdicia la alternancia política para dejar intacto el sistema corporativista. También imagino que para hacerse del poder los panistas no reproducen las prácticas priístas del acarreo ni esconden las evidencias que demuestran su colusión en casos de enriquecimientos mal habidos. Creo que muchos y muchas compartirían el imaginarnos que la frivolidad y turbiedad de la administración foxista, y su dejar hacer a la inefable Marta Sahagún, son sancionadas legalmente y no cuentan con el ocultamiento de todo el aparato del Partido Acción Nacional.
De la misma manera imagino que Josefina Vázquez Mota deja de hacer llamados para que sus simpatizantes acudan a misa antes de ir a votar por ella. Imagino que ella entiende la diversificación religiosa existente en México y no margina al creciente porcentaje de ciudadanos y ciudadanas que optan por un credo distinto al catolicismo romano. Por otra parte imagino que Josefina, y los panistas, dejan de ser reproductores de los intereses de la cúpula clerical católica que busca revertir la vigencia del Estado laico. No reprimo imaginar que la ex secretaria de Educación Pública se declara decididamente por la estricta separación Estado-iglesias, y no cabildea para privilegiar a la institución religiosa con la cual se identifica.
Imagino que Vázquez Mota, estricta partidaria del conservadurismo panista, deja de tratar a la ciudadanía como incapaz de elegir por sí misma sus convicciones y prácticas de vida que se desprenden de aquéllas, y evita restringir los derechos de los mexicanos para que se sujeten a la doctrina católica. En mi imaginación doña Josefina entiende que las Leyes de Reforma juaristas son lo mejor para el Estado, pero son todavía más benéficas para las iglesias, que deben valerse por sí mismas y desarrollar sus actividades sin apoyos de los gobiernos.
No puedo evitar imaginarme que la candidata del PAN explica nítidamente los elogios que escribió en 1998 (www.sinembargo.mx/05-03-2012/172612) a la dictadura que en Chile impuso Augusto Pinochet. El crecimiento económico chileno que entonces encomió Vázquez Mota desconoció interesadamente la forma en que el dictador se hizo del poder: a sangre y fuego, para después forjar un régimen de terror que cortó de tajo las libertades en el país.
Imagino que Josefina Vázquez Mota deja de imaginarse que la terrible situación estructural de la nación mexicana puede transformarse por mero voluntarismo, expresado con lemas de autoayuda y pensamiento mágico.
Por último, imagino que los electores analizan la trayectoria de Josefina Vázquez Mota, diseccionan sus rimbombantes frases, y concluyen que con puras imaginaciones muy difícilmente se puede construir un proyecto de nación que transforme la terrible injusticia y violencia que padecemos.