Toluca, Méx., 7 de marzo. Luis Daniel Mendoza Carapia recibió ayer a las 12:30 horas una llamada de su empleada doméstica. Alterada, le informó que una docena de policías ministeriales allanaron la casa, le apuntaron con un arma a la cabeza y revisaron cada rincón. Mendoza se trasladó de inmediato a su vivienda, en la cabecera municipal de San Mateo Atenco.

Dos cuadras antes de llegar vio que unos agentes estatales tenían contra la pared a ocho sujetos vestidos de civil, quienes resultaron ser los agentes ministeriales que habían irrumpido en su vivienda.

Con los efectivos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y los detenidos, Mendoza Carapia se trasladó a la Procuraduría General de Justicia del Estado de México para levantar una denuncia ante el Ministerio Público (MP). No sabía que volvería a ser víctima.

Cuando estaba ante el agente del MP, relató, un funcionario de la PGJEM no identificado ordenó a gritos soltar a los ocho ministeriales. ¡No sean pendejos! ¡Ellos son de aquí! De inmediato, los ministeriales esposaron a Luis Mendoza y lo acusaron de ser narcomenudista.

Los ministeriales, dijo, destruyeron la puerta de su casa y entraron sin orden de cateo. Además, desaparecieron 150 mil pesos, joyas y otros objetos de valor.

Cuando me esposaron, me preguntaron con insultos dónde escondía la droga. Les dije que no sabía de qué me hablaban. Le dije al MP que el afectado era yo, pero no hizo caso. Insistieron con lo de la droga y, como les repetí que no sabía de qué me hablaban, me golpearon.

Minutos después otros ministeriales lo llevaron en una patrulla a una casa de arraigo de la PGJEM, donde había varios detenidos. Ahí insistieron en lo de la droga, y les repetí que nada tengo que ver. Me mantuvieron incomunicado más de dos horas. Me golpearon. Luego dijeron que era secuestrador. Querían ponerme cosas que yo nunca había visto. Me preguntaban sobre asuntos de los que no sabía nada.

Después de tres horas lo soltaron. Le dijeron que todo había sido un malentendido, una confusión y que lamentaban lo ocurrido. Del robo de las joyas y dinero nadie dijo nada.

Sus vecinos comentaron que los supuestos policías ministeriales no iban en patrullas u otros vehículos oficiales. “Llegaron en un Nissan Sentra, otro auto blanco y una camioneta tipo van, oscura. Tampoco portaban uniformes ni iban encapuchados.

“Hoy, cuando levanté la denuncia contra quien resulte responsable y conté todo lo que pasó, me dijeron que no hay registros de un operativo ni de cateos en la zona.”

Un asesor del procurador Alfredo Castillo le prometió que harán una investigación, porque no es la primera vez que sucede algo así.

El caso más sonado ocurrió el 11 de agosto, cuando agentes ministeriales del estado de México allanaron la casa del poeta Efraín Bartolomé, en la delegación Tlalpan del Distrito Federal, de donde sustrajeron un reloj que semanas después fue devuelto.