Permanecer siempre fiel a sí mismo y seguir con su tarea al margen de la numerología son palabras de aliento del artista plástico Vicente Rojo –quien hoy festeja 80 años de vida– para una persona que llega a estas edades ya tan altas.

Rojo piensa por lo menos llegar a los 85 y, por qué no a los 90, claro, trabajando. Vemos que hoy día se puede llegar a los 100 años con cierta facilidad, dice en entrevista con La Jornada. Con esa idea el pintor, escultor, grabador y diseñador gráfico nacido en Barcelona, llegado a México en 1949 y naturalizado mexicano, sigue adelante con un plan de trabajo esbozado desde hace mucho tiempo.

Sin embargo, el artista no está del todo seguro de que este 15 de marzo sea en efecto su cumpleaños, porque pienso que quien celebra sus 80 años es otra persona que no soy yo, pero que lleva mi mismo nombre. De allí que cuando se le pregunta cómo va a festejar, dice no saber qué vaya a suceder, aunque espera que esta otra persona esté muy contenta.

Pienso en esa otra persona porque continúo con mi trabajo de la misma manera que lo he venido haciendo, pues sí debo decirlo, desde hace 80 años, pero esa otra persona carga con el peso de los años. Mis proyectos y propuestas visuales son los mismos y trabajo sobre ellos.

Por lo pronto, el primer festejo público del aniversario será Vicente Rojo: ocho estaciones, exposición curada por Patricia Álvarez, con obra de 1952 a 2012, que será abierta el 24 de marzo a las 12 horas en la Galería López Quiroga (Aristóteles 169, Polanco).

Se trata de un proyecto que el artista propuso al galerista, que parte de interrelacionar el trabajo que siempre ha hecho en series, pero que nunca se habían visto mezcladas unas con otras.

En septiembre próximo tendrá muestras en la galería del Centro Cultural Rosario Castellanos y en la Biblioteca del Centro Nacional de las Artes. En la primera exhibirá imágenes que Rojo ha hecho para volúmenes de librería, no de obra gráfica, que son 10 o 12, mientras en la segunda presentará el tema de los volcanes en obra sobre papel y en bronce. En octubre participará con la exhibición Escrituras en la edición 40 del Festival Internacional Cervantino.

–El paso de los años lo ha convertido en decano de la plástica en México. Al respecto, ¿cuál es la responsabilidad del artista ante la sociedad?

–Supongo que cada artista tiene responsabilidades muy precisas. Creo que la belleza de la creación artística reside en la enorme cantidad de puntos de vista que pueden ponerse sobre el papel, la tela, el bronce.

Vicente Rojo, en su estudio, durante la entrevista con La JornadaFoto Carlos Cisneros

Esa riqueza es lo que le da a cada artista la necesidad de encontrar su camino y, por tanto, no creo que haya una responsabilidad común. Cada artista tiene que encontrar la suya y llevarla adelante.

–¿Cuál ha sido la suya?

–Me temía esa pregunta. Vivimos en un mundo muy complejo, desigual, injusto, con muchísimos problemas para resolver –por supuesto en el mundo incluyo en primer lugar a México–. Pero, creo que esos problemas se deben resolver con gran imaginación, que hasta este momento está todavía en desarrollo.

“Por lo que a mí respecta, en mi trabajo he tratado siempre de desarrollar mi propia imaginación, que no creo que vaya a resolver nada, pero que como propuesta es la correcta. Esa imaginación que deben poseer quienes tienen en sus manos la responsabilidad de resolver toda esta serie de injusticias sociales, sobre todo, esa enorme desigualdad que hay en México.

Mucho por aprender

En contraste con artistas más públicos, que desarrollan una labor de activismo, Vicente Rojo se ha caracterizado por estar más encerrado en su estudio. Sin embargo, siempre está dispuesto a emitir un comentario: Si me preguntan una cosa, la contesto. Por principio no siento la necesidad de hablar, opinar sobre algo, pero tengo que atender y contestar si me hacen una pregunta.

En la actualidad, Rojo trabaja en el tema de los alfabetos primitivos, cuyos primeros resultados escultóricos ya se vieron en una exposición en El Colegio Nacional, del que es integrante.

Ahora se concentra en “unas esculturas y unos cuadros que se llaman Primera letra: En esta edad lo que más me sorprende y me deja satisfecho es que, por ejemplo, en este tema de la letra ‘a’ desarrollo en pintura sobre tela y siento que me está costando trabajo. Eso me da una enorme tranquilidad, porque aunque he trabajado con la repetición lo he hecho de manera que no sea considerado así. Entonces, trato de encontrar la forma de llevar estos alfabetos que hice en maquetas de escultura en bronce a pintura.

“Me siento como casi he sentido siempre que comienzo de nuevo y que tengo mucho para aprender. La edad facilita la práctica, pero no el desarrollo de una ‘idea’. Da oficio, pero el desarrollo final hay que buscarlo en cada cuadro.”