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Invocación a Eloísa, historia de un adolescente que debe transgredir para salvarse

En su libro, Gonzalo Lizardo propone el sueño como resistencia al mundo ordenado

Es una novela iniciática: en esa etapa dejamos un mundo de juegos por uno donde nuestras acciones tienen consecuencias y aparecen las tentaciones, comenta el autor en entrevista

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Era y la UNAM publican Invocación a Eloísa, del escritor zacatecano, en la imagenFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de marzo de 2012, p. a12

El escritor zacatecano Gonzalo Lizardo publica Invocación de Eloísa (Ediciones Era-UNAM). En ella recrea atmósferas, tramas y protagonistas que oscilan entre sueño y realidad, ensoñación y pesadilla, goce y dolor, placer y culpa, devoción y blasfemia, realidad y fantasía.

La idea de la novela es lograr conciliar cómo nos damos cuenta de que existe el mal y de que lo que a veces nos quieren imponer como bien, resulta más perjudicial y maligno, comparte Lizardo en entrevista.

–Respecto del tono mágico y maravilloso que de manera recurrente aparece en la novela, ¿fue su intención inicial?

–Conforme la fui escribiendo se fue dando que el protagonista adolescente, por su carácter, se convirtiera en alguien que vive entre la realidad y la vigilia. Tiene un mundo que es el del deber: la escuela, la iglesia, sus compañeros, la familia; es el mundo ordenado, el cual siente impositivo. Y los sueños le permiten el escape a sus deseos inconscientes. Es una novela surrealista, que junta sueños y realidad.

Lizardo cuenta que después se dio cuenta de que sí tiene que ver con el realismo mágico, aunque más bien lo relaciona con lo real maravilloso de Alejo Carpentier. Agrega que en realidad transcribió el mundo que le tocó vivir en la provincia de la provincia de México, en Zacatecas.

Ahí vivíamos en una realidad mágica; sólo la transcribí tal como se daba y tal como lo imaginaba este personaje adolescente, que poco a poco fue cobrando vida, sin necesidad de darle nombre. En la novela hay una fusión intencionada de todos los lugares donde pasé mi infancia; no es un lugar específico.

–Comenta acerca de la presencia constante de la naturaleza. ¿Ayudó a la generación de sensaciones en el lector y al erotismo en la novela?

–Este muchacho, a través de los sueños, tiende a irse del mundo ordenado hacia el de la naturaleza. Por eso también los primeros encuentros con Eloísa son con la naturaleza, porque ahí se manifiesta ese mundo alternativo, mágico, de sueños. Hay una teoría de que el alma humana está formada por un alma masculina, que es el orden, y una femenina, que es la naturaleza.

Eloísa significa la posibilidad de escapar a la naturaleza; sus poderes vienen del vínculo con ella, sobre todo del río, símbolo de vida. En la novela también fue algo muy natural la vía paralela entre erotismo y misticismo. El protagonista y narrador se da cuenta de que hay otro mundo, perdido, y está indeciso sobre a cuál quiere pertenecer.

–La novela denota un conocimiento del mundo de la religión, los santos, la doble moral, el pecado y el placer. ¿De dónde le viene?

–Fui criado en un mundo muy católico; estuve en el seminario, y en ese tiempo mi choque más fuerte fue el paganismo nato que vivimos en provincia y el catolicismo impuesto, que es la cultura. Entonces preferí darle coherencia lógica a este mundo a través de la literatura. Los sueños blasfemos y profanos del protagonista son la manifestación de su resistencia al orden establecido de su vida real.

–Traza una historia de amor y erotismo, pero ésta oscila entre el gozo y el dolor más insoportable, ¿es así?

–Es así porque quiero reconciliar esos opuestos. La vida está formada por un equilibrio inestable entre ambos. Tenemos que asumir el dolor para asumir el placer; la violencia para asumir la sabiduría o el conocimiento. El personaje tiene que transgredir y pecar para salvarse.

Lizardo considera que su novela tiene la estructura de una iniciación.

“La adolescencia es la etapa en la que nos damos cuenta de las transformaciones dolorosas de la vida.

Dejamos un mundo de juegos por uno donde nuestras acciones tienen consecuencias, y comienzan a aparecer las tentaciones y las contradicciones.

Y propone: Deberíamos atrevernos a todo, a realizar nuestros deseos a sabiendas de que pagar las consecuencias es parte del goce y del dolor, que se corresponden, como el bien y el mal.

–¿Quién es Eloísa como personaje, aparte de poseeer poderes sobrenaturales?

–Quiero que Eloísa sea vista como símbolo de un aspecto de la feminidad que estamos acostumbrados a reprimir. Es una mujer activa, sin conflicto para mostrarse, para saber, imponer o manejar. No hay una Eloísa real, pero en muchas mujeres hay algo de ella, algo de transgresor, de revelador, de iluminador.