Bogotá, 19 de marzo. Un centenar de académicos, escritores y periodistas colombianos y extranjeros pidió a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pronunciarse sobre una propuesta que allane el camino hacia la paz en este país sudamericano, apenas 15 días después de que el grupo guerrillero se declaró en favor de romper el maldito círculo de la guerra.

Pertenecemos a ese importante sector del pensamiento social que no sólo espera sin prevenciones que las FARC puedan decir, sino sobre todo, que espera que lo que en algún momento histórico puedan hacer y dejar de hacer por la paz en Colombia, dijeron los académicos, entre quienes destacan los sociólogos Alfredo Molano, conocedor de temas como la migración y el tráfico de drogas, y Juan Gabriel Tokatlián, estudioso de las políticas sobre enervantes.

Los académicos –algunos conocidos también por sus opiniones en medios de información– hicieron públicos sus planteamientos en una carta dirigida al líder de las FARC, Timoleón Jiménez, conocido también como Timochenko, quien el 4 de marzo informó que la guerrilla renuncia al secuestro como método de guerra y afirmó que es una lástima que todos los días se esté derramando sangre de colombianos humildes en un largo enfrentamiento.

Los académicos destacaron que los insurgentes no se planteen como meta la toma del poder en una guerra de posiciones, porque esto significa que las FARC podrían definir objetivos estraégicos en otros planos.

En varias ocasiones el presidente Juan Manuel Santos se ha declarado dispuesto a dialogar con los guerrilleros, siempre que exista voluntad de cesar la violencia en general.

Las FARC preparan desde hace días la liberación de 10 policías y militares que han estado en cautiverio en campos de las FARC, dando continuidad a una política iniciada hace unos tres años. Santos exigió el fin de semana pasado que los rebeldes liberen a los uniformados sin condiciones.

La ex senadora de oposición Pilar Córdoba anunció hoy que el movimiento social Colombianos por la Paz realizará las gestiones necesarias ante el gobierno y la organización guerrillera para que los oficiales sean liberados en los primeros días de abril, poco antes de que la ciudad de Cartagena sea sede de la Cumbre de las Américas.