Para la producción de alimentos que satisfagan las necesidades diarias de una persona se requieren 3 mil litros de agua y con una población mundial de 7 mil millones de personas se debe cuidar el recurso e implementar una agricultura más sustentable, señaló la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Tan sólo en México, la disponibilidad media per cápita va a la baja, ya que pasó de 18 mil metros cúbicos en 1970 a 4 mil 300 en 2007, y la sexta parte de los acuíferos están agotados.

La celebración este jueves del Día Mundial del Agua tiene como lema Agua y seguridad alimentaria, lo cual se da en un contexto donde el país enfrenta una severa sequía que llevó el año pasado a una caída de 5.1 por ciento en la cosecha de granos. Tan sólo en la producción de un kilo de éstos, se requieren mil 500 litros de líquido.

De acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua, de 653 acuíferos, hasta 2009 que cien estaban sobrexplotados, pero se debe tomar en cuenta que esta cifra creció tres veces en 34 años.

A esto se suma que hace tres años se tenían identificados 32 acuíferos con presencia de suelos salinos y agua salobre, sobre todo en la península de Baja California y en el altiplano mexicano.

Actualmente la agricultura utiliza 70 por ciento de toda el agua que se extrae de acuíferos, ríos y lagos, mientras la industria ocupa 20 por ciento y 10 por ciento se destina a uso doméstico.

En la producción de alimentos se utilizan altas cantidades de agua. Tan sólo en la producción de un kilogramo de carne se necesitan 15 mil litros.

La superficie mundial cultivada ha crecido 12 por ciento en los recientes 50 años y en el mismo periodo la superficie regada se duplicó, lo cual representa la mayor parte del incremento neto en las tierras cultivadas de acuerdo con el informe El estado de los recursos de tierras y aguas del mundo para la alimentación y la agricultura, de la FAO.

La celebración este jueves del Día Mundial del Agua tiene como lema Agua y seguridad alimentariaFoto Roberto García Ortiz

Destaca que el agua subterránea “es bombeada de forma intensiva y los acuíferos se están contaminando y salinizando cada vez más en algunas zonas costeras.

Gran parte de los continentes experimenta altas tasas de degradación del ecosistema, en particular disminución de la calidad del suelo, pérdida de biodiversidad y los perjuicios a la recreación y los valores del patrimonio cultural”.

Refiere que la producción agrícola ha crecido entre 2.5 y 3 veces, gracias al aumento significativo en el rendimiento de los cultivos principales, pero los logros mundiales de producción en algunas regiones se han asociado con la degradación de la tierra y los recursos hídricos, así como con el deterioro de bienes y servicios ecosistémcos conexos.

Destaca que el número creciente de inundaciones y sequías en la región de América Latina demanda mayor atención a la gestión de las cuencas hidrográficas, debido a los efectos que estos eventos climáticos pueden tener sobre la seguridad alimentaria a causa de la escasez.

El informe refiere que existe un estrecho vínculo entre pobreza y falta de acceso a los recursos de tierras y aguas. En el mundo entero, las poblaciones más pobres tienen menor acceso a la tierra y el agua y se encuentran atrapadas en la trampa de la pobreza de pequeñas explotaciones con suelos de mala calidad y alta vulnerabilidad a la degradación de la tierra y la incertidumbre climática.