Sábado 24 de marzo de 2012, p. 16
El proceso de secularización en Europa y Estados Unidos, que por mucho tiempo sirvió como referencia teórica de lo que debería ser la separación de la Iglesia y el Estado, ha comprobado ser un referente más, pero no el único para explicar dicha relación, señaló la académica universitaria María Pía Lara, durante la sexta sesión de la cátedra Religión, sociedad y Estado laico, realizada el pasado jueves en el Centro Universitario Cultural.
Al revisar antecedentes históricos, la especialista en ética y filosofía política de la Universidad Autónoma Metropolitana subrayó que Jürgen Habermas, uno de los exponentes más sólidos de la llamada teoría crítica, afirmó que la secularización es un fenómeno excepcional, más que la regla.
El concepto occidental o europeo de secularización fue un producto muy particular de la región, que se convirtió equivocadamente en una especie de normativa sobre cómo deberíamos pensar sobre las demás religiones en relación a sus estados y gobiernos
, indicó.
Para entender mejor cuáles son los fundamentos de dicha construcción social, Pía Lara expuso algunos de los contenidos semánticos de la religión cristiana, desde los antecedentes griegos y romanos del debate entre poder eclesiástico y poder civil.
En su libro Entre el pasado y el futuro, la pensadora alemana Hannah Arendt reseñó la propuesta de Platón en el sentido de dar el poder a los filósofos, pues sólo ellos tenían acceso a la verdad y podrían guiar al pueblo. Se trataba, dijo, de un proceso en el que se consolidaría la relación entre quienes saben gobernar, y quienes deben aprender a obedecer.
Fue hasta que Thomas Hobbes postuló sus ideas en torno al Estado como un Leviatán, que se asentó la expulsión de la religión de la vida pública de las instituciones.