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Cada año llegan más de mil 500 menores; los detienen, los amenazan y les niegan ayuda legal

Los niños inmigrantes, en la indefensión en los centros de retención de Francia

En 2010, de 60 mil indocumentados encerrados, 356 eran niños, 57 tenían menos de un año

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Martes 1º de mayo de 2012, p. 32

Burdeos, 30 de abril. Existen en Francia más de 20 Centros de Retención Administrativa (CRA). Se crearon en 1981 para sustituir centros clandestinos donde se secuestraba a los trabajadores inmigrantes para expulsarlos. Hoy tienen normas y legalidad, pero se siguen utilizando para encerrar a los extranjeros que no están autorizados a permanecer en Francia y tienen orden de dejar el territorio. Actualmente, un juez los puede mantener en un CRA hasta por 45 días.

Existen además unas 70 zonas de espera donde la retención puede llegar a 20 días, tanto para los que llegan como para los que salen. Cuando los centros están saturados se utilizan locales medio clandestinos, requisados por la prefectura, donde se les encierra en condiciones vergonzosas.

Según la ONG Cimade, en 2010 unas 60 mil personas fueron internadas en un CRA. Entre ellas, 356 niños: 57 tenían menos de un año y 210 menos de seis. No hay leyes que autoricen que los niños estén encerrados con sus padres. Se supone que en Francia un menor no puede ser expulsado, pero la jurisprudencia considera que, en nombre de la unidad familiar y si el CRA está habilitado para recibir a las familias, se puede aceptar la detención.

El 19 de enero de 2012 la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH) condenó a Francia, a raíz de la demanda de una pareja originaria de Kazajstán que estuvo encerrada durante dos semanas, en 2007, en el CRA de Rouen con sus hijos de dos años y seis meses.

La CEDH condenó a Francia por trato inhumano y degradante. Se apoyó en varios informes que describen el CRA de Rouen como un lugar donde imperan la sobrepoblación y la promiscuidad. Nada está previsto para los niños: duermen en camas de adultos, no tienen espacio para jugar y sólo ven el cielo a través de las rejas. La CEDH menciona también que Francia viola la Convención sobre los Derechos de los Niños, que ratificó en 1997.

Son numerosos los ejemplos de familias, de madres solas detenidas y encerradas con sus hijos. Una mujer chechena a punto de abortar, con su marido enfermo y su hijo pequeño, fueron expulsados a Polonia porque allí embarcaron. De una familia de Kosovo con cuatro hijos, los padres fueron esposados, agredidos, detenidos y encerrados frente a dos de ellos hasta que aparecieran los otros dos que se escondieron. Una mujer que dio a luz sin atención y el bebe murió...

Ian, de Ucrania; Moriba, de Mali; Toufik, de Marruecos; Mayooran, de Sri Lanka; Ionela, de Rumania… Dentro del país, son alrededor de seis mil menores extranjeros aislados. El Estado y las regiones tienen la obligación de ayudarlos hasta su mayoría. A los 18 años, a pesar de que estudien, trabajen o tengan familia, tendrán que pelear para no ser expulsados a un país que ya no conocen o que nunca conocieron.

Cada año, además, llegan más de mil 500 menores extranjeros, algunos muy jóvenes, al aeropuerto de Roissy y se les niega la entrada. Físicamente están dentro de las fronteras francesas, pero no están legalmente en Francia. Y, para las autoridades, no se les pueden aplicar las leyes francesas. Unos son perseguidos en su país de origen, otros intentan reunirse con su familia y otros más son víctimas de la trata de personas. En la zona de espera los policías los detienen como si fueran criminales, sin protección específica ni ayuda legal. Los amenazan, los esposan, les impiden el acceso al baño, les niegan comida. Cuando los revisan, los obligan a desnudarse frente a otras personas. Los presionan para que firmen documentos aunque no sepan leer o no entiendan el idioma. Y a los mayores les imponen exámenes y radiografías para determinar su edad y saber si son o no menores de edad. Como están detenidos con adultos, hombres y mujeres, a menudo son víctimas de hostigamiento sexual. Si los jóvenes se niegan a la expulsión y se resisten, los encierran en celdas de aislamiento y hasta los esposan para embarcarlos a la fuerza.

Muchas voces exigen que se les autorice a entrar al país y que se examine cada caso con menos presión. Pero, hasta la fecha, el gobierno se ha negado. El ministro de Interior quiere expulsar a un mínimo de 30 mil personas al año. Sean adultos o menores.