Mirar a los ojos para intimidar al oponente, declaraciones fuertes, alarde y amenazas, todo ese arsenal de recursos para calentar una pelea de boxeo no hacen mella en la seguridad de la boxeadora Arely Muciño. Todo eso –afirma– es sicología barata, para referirse a la andanada de ataques que le ha dirigido Mariana Juárez, campeona mosca del Consejo Mundial de Boxeo, a quien le disputará el cinto el próximo 12 de mayo en la ciudad de México.

Arely está segura de que esa puesta en escena que fascina en el tiempo previo a los combates tiene efectividad, pero sólo con cierto tipo de rivales, y recuerda que en la historia del boxeo existen duelos y momentos de fanfarronería memorables. De las burlas crueles de Muhammad Ali sobre Floyd Pattersson a las bravuconadas de Floyd Mayweather Jr.

Son detalles que buscan intimidar, pero sólo tienen efecto cuando tu mente es débil, dice Arely con una amplia sonrisa para enfatizar su seguridad. Ni su experiencia, ni sus miradas feas, ni sus retos funcionan en mí.

Todo es asunto de fuerza interior, considera Arely, y ella tiene un recuerdo muy vivo para explicarlo. Relata que hace un par de años, cuando viajó a Alemania para enfrentar a Susi Kentikian, nadie daba un voto de confianza por ella. La consideraron vencida antes de que subiera al cuadrilátero e incluso algunos anticipaban un desenlace dramático para la mexicana.

Tenía todo en mi contra: era la tres veces campeona del mundo, muchas más peleas que yo, en un país distinto, todos decían que me iba a noquear, recuerda. Tuve la fortaleza para poder salir adelante; gané, pero me robaron la victoria, dice sobre aquella pelea que terminó sin decisión.

La campeona Mariana Juárez la ha acusado de ser una boxeadora tosca, valiente pero inferior técnicamente, y con pocas probabilidades de arrebatarle el cinto.

Muciño busca la corona mosca del CMBFoto Juan Manuel Vázquez

Respeto a Mariana abajo, pero arriba del cuadrilátero no le tengo respeto, porque sobre la lona para mí no es nadie, advierte.

Jamás dije que yo fuera una peleadora técnica, pero afortunadamente tengo la fortaleza de salir a tirar golpes arriba del cuadrilátero y eso no cualquiera lo hace, porque se necesita fuerza para aguantar 10 asaltos lanzando los puños.

Y para refrendar su seguridad, Arely acepta que es una boxeadora tosca, que le gusta salir a trabajar sobre la lona. No por dar espectáculo, precisa, sino porque su temperamento es explosivo. Lo dice todo con un remolino de palabras y chasqueando los dedos, como para convencer con urgencia que el apodo de Ametralladora lo ganó por el ímpetu que exhibe ante sus rivales.

No subo a hacerme tonta al cuadrilátero, voy a trabajar, dice. También sé boxear, pero no puedo ponerme a hacerlo siempre, porque soy chiquita de estatura, yo tengo que salir a buscar la pelea.

Muciño afirma que está convencida de que tiene muchas probabilidades de destronar a La Barbie Juárez; si no estuviera segura ni haría el intento. No tiene, dice, necesidad económica ni de fama; estudia una licenciatura en ciencias del ejercicio en la Universidad Autónoma de Nuevo León, además de una carrera técnica en educación física y pretende estudiar sicología.

Al final refrenda su respeto por Juárez, por su trayectoria como pionera del boxeo femenil, por ser madre, pero pone énfasis en el hecho de que su carrera ya va de salida. Arely dice: No voy a ser carne de cañón para su carrera.