Agüitas, ¿patrimonio cultural o matrimonio empresarial?
Prosigue el taurinismo mexhincado
a trascendencia del rito tauromáquico no se sustenta en el negocio, las figuritas, la publicidad o la mercadotecnia mal aplicadas, sino en la agobiante verdad de la bravura, tanto del toro como del torero. Sin este enfrentamiento de energías y este choque de voluntades intensas, el arte de la lidia deviene simulación sanguinolenta, coreografía fallida, ceremonia predecible o incluso mecánica. Por eso de nada valen declaraciones, blindajes y afanes inmunizadores de la fiesta si la dignidad animal del toro es vulnerada, puesta en duda o deliberadamente encubierta.
Cuando con bombo y platillo el gobierno de Aguascalientes declaró a la fiesta de los toros patrimonio cultural inmaterial del estado, el 17 de octubre de 2011, no obstante que hace años la edad, el trapío y la bravura de las reses lidiadas en la Feria de San Marcos dejan mucho que desear, poniendo en tela de juicio la pretenciosa autocalificación de ser el serial más importante de América, puente entre Sevilla y Madrid, etcétera, ya el H. Ayuntamiento de la ciudad de Aguascalientes se le había adelantado con una sospechosa decisión.
Sin hacer ruido, el 2 de septiembre anterior ese hache ayuntamiento emitió un acuerdo por el que el resultado de los exámenes posmortem efectuados a las reses lidiadas en cualquier evento taurino en el municipio de Aguascalientes se considera información reservada o confidencial y su divulgación se restringe en atención a un interés superior
(sic que resonó en todas las ganaderías de bravo que se respeten).
Con falso escrúpulo, el acuerdo aclara que la información que se clasifica, contenida en los referidos exámenes, constituye información que de divulgarse puede poner en riesgo el correcto desarrollo de los procedimientos administrativos que podrán surgir como resultado del contenido de dichos exámenes
. Y advierte: La naturaleza de la información que se está clasificando hace que el plazo de reserva sea por 10 años y correrá su vigencia a partir del día siguiente hábil a la elaboración del presente acuerdo
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En tono de tinterillo encubridor, el acuerdo añade: “…hacer pública dicha información también atentaría en contra del principio de presunción de inocencia, pues los elementos con que se cuenta actualmente para la elaboración de dictámenes posmortem de reses bravas lidiadas en eventos taurinos, se basan más que nada en la observación por parte del cuerpo de veterinarios designados al efecto, de acuerdo al protocolo para tales casos y no se cuenta con estudios o análisis de gabinete, por lo que antes de emitir una resolución, en el supuesto de un procedimiento administrativo, se estaría prejuzgando acerca de la culpabilidad o injerencia de factores provenientes del ganadero y/o empresario, sin darle oportunidad a ejercer su derecho de réplica o aportar pruebas en contrario al resultado de los multicitados análisis…”. Como si los resultados se publicasen sin tener certeza absoluta.
Pendientes de la tradición taurina de su tierra, los miembros del Centro Taurino México-España, de Aguascalientes, reaccionaron: “…nuestros comentarios están basados simplemente en el sentido común y sintiéndonos desprotegidos de quienes se supone son y están para proteger los intereses de público y aficionados que asistimos y pagamos por ver un espectáculo cuya esencia es la integridad, edad, presencia y bravura de los toros o novillos, según sea el caso, que se lidian en las plazas de Aguascalientes… Ese acuerdo de la Presidencia Municipal fomenta el fraude e impunidad, favorece la ilegalidad y perjudica al público y aficionados a la fiesta de toros… ¿Cómo podremos los aficionados reclamar cuando sea lidiado un astado que no muestre en apariencia su apego a lo reglamentario?” Diez años como quiera se pasan, dirán satisfechos autoridades, ganaderos, empresa y figuritas. Volveremos sobre esta lamentable medida.
Mexhincado es vocablo nacido en esta columna a partir de la reiterada postración de no pocos mexicanos hacia lo extranjero en general y hacia lo español en particular, anteponiendo la nacionalidad a la valoración. Me cuenta un entusiasta aficionado: Fui al museo taurino de Aguascalientes y casi me desmayo al toparme con ¡tres murales del pintor madrileño López Canito!, tan del gusto de prósperos aficionados mexicanos. ¿Qué les gustará, su modesto estilo o sus precios? Mientras, magníficos pintores nuestros ven cómo pasa el tiempo. Con estos taurinos mexhincados, los antis salen sobrando
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