Opinión
Ver día anteriorLunes 14 de mayo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Desde el otro lado

Una decisión trascendente

L

a semana pasada el presidente Obama anunció su apoyo al matrimonio entre parejas del mismo sexo. No obstante que la decisión última sobre este asunto corresponde a los estados, según él mismo dijo, su decisión es trascendente por muchos motivos. El primero, porque considera que quienes trabajan a su lado y tienen una pareja del mismo sexo poseen el mismo derecho de criar a sus hijos que cualquier otro matrimonio; porque es incongruente que quienes trabajan en las fuerzas armadas –en las que hay hombres y mujeres que luchan por la seguridad del país– y tienen una pareja del mismo sexo no tengan los mismo derechos que cualquier otra pareja; porque abre un nuevo capítulo en la lucha por los derechos civiles en un país en el que el conservadurismo de amplios estratos de la población y el fanatismo religioso han impedido que las parejas del mismo sexo tengan el mismo lugar en el escenario social, como lo tiene cualquier pareja heterosexual.

También es trascendente políticamente, por el valor que el presidente tuvo al definir su posición en un tema en torno al cual el pensamiento de un amplio sector del electorado quedó anclado en las calendas. Obama sabe que su relección está en la balanza en varios estados que votaron por él en 2008 y en por lo menos siete de esos estados han rechazado el derecho al matrimonio de parejas del mismo sexo. Su decisión de manifestarse por apoyar esos matrimonios pudiera ser crítica e influir en el cambio de parecer del electorado de esos estados. Más aún porque Mitt Romney, su casi seguro contrincante en noviembre, ha declarado enfáticamente que rechaza el matrimonio entre parejas del mismo sexo.

Por otro lado, y vista en un contexto más amplio, la declaración de Obama también pudiera ser el principio de una campaña en la que marque una clara distinción con respecto a la ideología de Romney, ya no sólo en los aspectos económicos y sociales, sino ahora también en el de los derechos civiles. El presidente ha dado claras señales de estar dispuesto a recuperar un terreno que, por cuestiones estratégicas o por su terca insistencia en el consenso, había abandonado. Parece que se ha convencido de que en algunos aspectos es imposible llegar a acuerdos con sus antagonistas republicanos y que esa pretensión le ha significado no sólo costosas derrotas, sino la pérdida de confianza de una parte del electorado que se volcó en su favor hace tres años.

No va a pasar mucho tiempo para conocer el efecto de su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo, pero con independencia del eco que tenga en los sondeos de opinión, ahí queda el aplauso que ha recibido del cada vez más numeroso sector que considera que los derechos humanos y civiles no pueden estar constreñidos a la voluntad e ideología de quienes se niegan a admitir que ya vivimos en el siglo XXI.