Delinea nueva vicepresidenta de la AMC planes de trabajo
Lunes 21 de mayo de 2012, p. 35
La comunidad científica debe ser activa en la creación e impulso de una política real de ciencia y tecnología. No podemos esperar a que los tomadores de decisión den el primer paso
, sostiene Blanca Elena Jiménez Cisneros, nueva vicepresidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Electa en ese cargo por la mayoría de los miembros del organismo, para el periodo 2012-2014, la investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM subraya en entrevista con La Jornada que impulsará la participación científica en la resolución de los problemas nacionales.
Para ello, apunta, más que trabajar por disciplinas se deben hacer redes por temas estratégicos. Hoy, estamos organizados por disciplinas y es difícil encontrar las contribuciones al país de esa manera; hay que transformar la visión, que investigadores de diversas áreas aborden un mismo tema y así aportar soluciones desde diferentes perspectivas. Hay varios temas: educación, energía, seguridad. Tenemos la capacidad para atacarlos, pero de forma integral; estos grupos de trabajo serían interdisciplinarios y así dar no sólo la componente técnica, sino la económica, social y no dejar a un lado la situación actual
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–¿En qué tópicos urge la participación de los científicos?
–En las formas de gobierno; México está hecho bolas, muy revuelto en la expresión de esa democracia que queremos que nazca y no encontramos. Otro es una mejor administración del marco legal, que es deficiente y se aplica poco. La discusión sobre recursos energéticos como fuente de ingresos es indispensable; ¿qué pasaría si mañana el petróleo ya no es importante, de qué viviría este país? También sustentabilildad, salud, seguridad alimentaria, política hacendaria, pérdida de biodiversidad, pobreza y equidad, cambio climático, biotecnología, formas alternas para combatir el narcotráfico y la inseguridad, erosión social y cultural. Hay muchos.
–¿Qué problemas identifica en el sector?
–En primer lugar hay que inyectar un apoyo decidido no sólo con más recursos, sino fortalercer las plazas y aumentar la cifra de científicos. México tiene muy pocos investigadores, 300 por cada millón de habitantes, lejos de los 600 por millón de Turquía, que no es un país desarrollado.
“Enfrentamos el envejecimiento de la planta académica y que no hay plazas para los jóvenes, pese a que hemos tenido un programa de becas de Conacyt que cada año aumenta en 10 por ciento el número de becarios, pero las plazas no crecen. Formamos recursos humanos muy buenos, pero al final no fortalecen las instituciones, privadas y públicas, de investigación. Es un problema que no se solucionará con la jubilación; necesitamos nuevos centros y se requiere una política sostenida, basada en cuántos y qué tipo de científicos necesitamos y para qué áreas.
No obstante que el presupuesto es poco, no se apoya de la misma manera a todas las áreas: se ha dado un predominio a las ciencias exactas e ingenierías en detrimento de las sociales y humanidades.
–¿Cómo lograr que los académicos se relacionen con la industria y los políticos?
–Acercándonos. Los académicos podemos dar el primer paso, comenzando a trabajar propuestas muy concretas para ofrecerlas al sector empresarial y al gobierno.