Cannes, 23 de mayo. El viejo sueño de Francis Ford Coppola de llevar al cine On the Road, uno de los libros más conocidos de Jack Kerouac, se hizo realidad. Sin embargo, el director de El padrino, quien adquirió los derechos cinematográficos de este clásico de la literatura beat hace casi cuatro décadas, prefirió limitarse a la producción ejecutiva del filme, cediéndole la batuta al brasileño Walter Salles. La película, interesante y cautivadora, fue recibida ayer con aplausos por la crítica de Cannes en su estreno mundial.

Hace ya ocho años que el cineasta comenzó a trabajar en el filme, inspirado en dicha novela, calificada como mística por ser la fundadora de la generación beat, movimiento literario y cultural estadunidense que se desarrolló en las décadas de 1950-1960. “Es un libro clave que dio voz a toda una generación, que captó su hambre de experiencias, su negativa a aceptar verdades impuestas y su insatisfacción con el status quo. Es tan moderno hoy como hace 40 años”, afirmó satisfecho Salles, quien no dudó en aceptar el reto que significa llevar a la gran pantalla un libro de culto de esta magnitud. Es una oda a los grandes espacios, a la epopeya hacia el oeste, al descubrimiento de mundos nuevos... Y es que los temas del viaje y de la búsqueda de identidad se acomunan en este libro y en la filmografía de Salles (Diarios de motocicleta, Estación central), asiduo de Cannes.

Despertar político y social

Para sumergirse en él, el cineasta optó por rodar primero un documental, Looking for On the Road, que le serviría de base. “Esta posibilidad de adaptación era tan compleja que tuve que rodar un documental siguiendo los caminos recorridos por Kerouac y el resto del grupo para comprender mejor la odisea descrita en el libro y lo que quedaba de todo aquello en la América posindustrial. La historia es más bien la de la época anterior a la generación beat. Cuenta el despertar político y social de estos jóvenes que descubren una geografía humana de la cual no sabían nada”, afirmó.

Así, Salles partió en busca de los personajes del libro, algunos de los cuales siguen vivos. Sal Paradise es el alter ego de Kerouac, inmigrante de Quebec, hijo de un obrero de Massachusetts. Dean Moriarty, el seductor encantador con el que Paradise se encuentra en el camino, es Neal Cassidy. Y Marylou es LuAnne Henderson, la adolescente que renunció a todo por amor a Cassidy y por la libertad.

Según el director, la adaptación cinematográfica requería mucha espontaneidad: Para serle fiel al libro, hacía falta también fomentar la improvisación en el momento del rodaje. Si conoces bien la melodía, es más fácil improvisar. Para seguir las huellas de Kerouac y encarnar al trío protagonista de On the Road, el realizador escogió a tres jóvenes actores: Sam Riley, Kristen Stewart y Garrett Hedlund.

Los actores son coautores de la película. Fuimos más allá del libro, haciendo todo lo posible por conservar su esencia. Queríamos trabajar con un espíritu de espontaneidad permanente, recalco Salles. Los tres actores tuvieron que pasar por el boot camp que Salles organizó en Montreal antes del rodaje. Encerrados durante cuatro semanas en un amplio apartamento, visualizaron filmes de John Cassavettes, encontraron escritores de la generación beat y escucharon jazz de finales de los años 40.

Kristen Stewart, la estrella de Twilight, a sus 22 años, ya modelo de millones de adolescentes del mundo entero, interpreta en este filme el papel de un adulto: El de Marylou es un personaje inmenso, sin límites. Es la seductora y desinhibida esposa de Dean Moriarty, amigo y mentor de Sal Paradise. No es una rebelde, es ella misma. Su prioridad es ser humana. Para mí, ella encarna el espíritu del libro. Es un personaje que admiro enormemente, pero que no me pertenece. No soy capaz de vivir como ella las cosas en modo tan espontáneo y extremo, feliz de acoger siempre el momento. Me asemejo más a Sal: prefiero ser un observador, admitió la actriz que habla lentamente y se corrige constantemente.

Viggo Mortensen, quien encarna al personaje de William Burroughs en el filme, pone énfasis en el aspecto contemporáneo del libro. Lo leí nuevamente para hacer la película y me di cuenta de que es muy actual. Hoy también vemos cierto rechazo de los jóvenes hacia la crisis económica y hacia las autoridades. Creo que era el momento oportuno para lanzar la película. Las personas de mi generación, que probablemente releen el libro con algo de nostalgia, y también los jóvenes, se identifican con la época, con lo que sucedió. Lo que me gusta de él es la extraordinaria libertad de interpretación que ofrece. Y Walter hizo algo nuevo con los personajes, no se limitó a hacer una copia, concluyó.