l secretario de la sección 22 del SNTE, partícipe y dirigente de la CNTE, afirmó categórico: “Somos trabajadores de la educación que estamos a favor de una reforma educativa de fondo (…) Nosotros en Oaxaca tenemos más de 10 mil comunidades, más de 11 lenguas, es un estado pluricultural, por eso consideramos que las reformas educativas hechas desde los escritorios y los pactos políticos en nada contribuyen a fortalecer la educación”.
Desde al año 2009, la CNTE demandó con argumentos legales y pedagógicos la cancelación del acuerdo político entre Felipe Calderón y Elba Esther Gordillo denominado Alianza por la Calidad Educativa. El pasado primero de mayo presentaron a la Secretaría de Gobernación y a la SEP un pliego petitorio con diversas demandas. No han recibido respuesta, lo cual significa, entre otras cosas, la violación al derecho de petición que establece el artículo octavo de la Constitución y el incumplimiento de parte de los funcionarios de las obligaciones que ese mismo artículo determina.
Pero para los gobernantes nada significan los derechos, ni los argumentos. Véase la prepotencia, el autoritarismo, de la respuesta que da el gobierno federal, no a los demandantes, sino a la prensa, por boca del doctor José Ángel Córdova, improvisado secretario de Educación: Es un derecho que tienen (manifestarse) pero para nosotros realmente no significa ninguna presión. No hay marcha atrás, la alianza sigue. Sabemos que tendremos que trabajar con estos grupos disidentes para que entren en el razonamiento de lo que se está dando en distintas partes del mundo
. Insistió en considerar lo que, sin razón, dice ocurre en otros países: esto (los exámenes) “lo están haciendo en todo el mundo y es un ejemplo de lo que es ir hacia la calidad educativa. Eso es lo que México demanda, es lo que los padres de familia que son los que nos mantienen a todos los que estamos en el sector educativo están solicitando (…) vamos a impulsar todos aquellos programas que van a favor de la calidad y desarrollo educativo”.
Quienes con urgencia han demandado la aplicación de la llamada Alianza por la Calidad Educativa (y una de sus concreciones: la evaluación universal
a los maestros) son los intereses económicos y políticos, los poderes fácticos, que actúan a través del organismo Mexicanos Primero, financiado por Televisa, y otros entes igualmente impresentables. Esta demanda ha sido apoyada con una costosísima campaña de linchamiento de los maestros mexicanos que incluye la producción y extraordinaria promoción (en la radio y la televisión, en autobuses, en paraderos) del insultante panfleto fílmico titulado De panzazo, la publicación de docenas de páginas enteras en los diarios apremiando al gobierno para que actúe con firmeza y el manejo informativo tendencioso de las acciones que inevitablemente ha tenido que poner en marcha la CNTE.
El secretario de Educación falta a la verdad al decir que exámenes como los que están imponiendo en México se aplican en todo el mundo. En este espacio he señalado de manera reiterada que no se aplican, por ejemplo, en Finlandia, país que alcanza el nivel más alto en las evaluaciones educativas internacionales. Pero aun cuando se aplicaran en todo el mundo, ¿sería esa razón suficiente para imponerlas en nuestro país? ¿No acaso habría que ver cuáles son sus resultados y las condiciones económicas, sociales y culturales de cada caso? En varios países, entre ellos Estados Unidos, los especialistas en estos temas han denunciado, con apoyo en investigaciones sólidas, que la aplicación de esos exámenes ha sido una de las causas del grave deterioro de la educación.
En diversos artículos (noviembre 24, diciembre 9 y 30 de 2010; diciembre 1 de 2011; febrero 9, marzo 8, y abril 19 de 2012) he dado cuenta de algunos de los trabajos en los que especialistas estadunidenses sustentan su rechazo a la imposición de exámenes estandarizados para evaluar su sistema educativo y a sus maestros. Los funcionarios de la SEP deberían leer también el número más reciente (el 204) de la revista mexicana Educación 2001. Su director, el doctor Gilberto Guevara Niebla, ex subsecretario de Educación Básica de la SEP, advierte que el maestro no puede ser culpado por los malos resultados de la escuela
y que “el señalamiento del maestro como único responsable no es más que una argucia publicitaria…”
En ese mismo número, el doctor en educación Felipe Tirado, especialista en evaluación y miembro del Consejo Técnico del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE), dependiente del gobierno federal, confirma lo que he señalado en este espacio durante año y medio: pretender responsabilizar sólo al maestro del logro escolar del alumno corresponde a una visión de corta mira (…) asumir que el desempeño escolar está en función directa del ejercicio docente de un profesor es no comprender que el aprendizaje en buena parte depende de la motivación del alumno. El autor hace una severa crítica a la prueba Enlace, a la que califica de improvisada, limitada, de baja confiabilidad, y señala el despropósito de usarla para medir el desempeño docente y articularla a un sistema de incentivos asociados al salario. Advierte que el uso de la evaluación por su rentabilidad política conduce a improvisaciones y la desprestigia, y la inutiliza podemos concluir.
Es indudable que la autoritaria e irracional respuesta del gobierno federal a la CNTE tiene una explicación esencialmente política. A pesar de la presión que ejerce la CNTE y la abundante argumentación pedagógica que han aportado los especialistas en la materia, no quieren siquiera considerar el análisis y discusión de la llamada Alianza por la Calidad de la Educación. Sin duda calculan que reconocer sus graves errores en este momento político significaría un enorme desprestigio para el gobierno que está concluyendo su mandato, y en particular para quienes promovieron esa alianza
y de ella se ufanan: Felipe Calderón y la candidata del partido en el gobierno, Josefina Vázquez Mota. Es a ellos a quienes no les importa la educación de los niños mexicanos ¿Hasta dónde quieren tensar la cuerda? ¿Entrarán ellos en razón?