Misa por los 11 ejecutados en El Charco
Viernes 8 de junio de 2012, p. 26
Ayutla de los Libres, Gro., 7 de junio. No tenemos cara para no trabajar en la defensa de la justicia y el amor en este país que se llama México. No celebramos la muerte de nuestros hermanos, porque esa muerte viene del mal, hoy celebramos la vida, porque eso nos piden; se han transformado por la justicia por la que ellos trabajaron
, dijo emocionado el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, durante la misa celebrada en memoria de las 11 personas que fueron ejecutadas en la comunidad de El Charco, el 7 de junio de 1998, a quienes se vinculó con el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
El obispo llegó a las 14:30 horas, al El Charco, municipio de Ayutla de los Libres –luego de un viaje de más de 20 horas, desde Coahuila–, fue recibido por cientos de indígenas Na savi (mixtecos) y Me´phaá (tlapanecos), quienes le dieron una calurosa bienvenida, junto con su comitiva encabezada por José Rosario Marroquín, del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, y lo siguieron hasta la explanada, donde se celebró la misa en memoria de los ejecutados, 10 indígenas y un estudiante de la UNAM.
Contra la violencia, la mentira y la corrupción
Vera convocó a los pueblos indígenas a continuar su lucha. Estamos celebrando el compromiso de Jesús, para seguir trabajando para vencer la mentira, el odio, la violencia, la corrupción dentro de gobiernos y tantas cosas que hacen falta, y lo vivimos de cerca, aquí donde se derramó la sangre de nuestros 11 hermanos, venimos trabajando para que haya justicia en este país... construir al pueblo de Dios con justicia y amor, paz, con respeto a la dignidad de todos, eso es lo que hoy nos fortalece. Aquí donde cayeron los 11 hermanos hace 14 años, hoy se refuerza nuestro corazón, no podemos detener este trabajo por la justicia, la paz y el amor
, expuso.
En tanto, la Comisión diocesana de Marquelia, en la Costa Chica, en voz del sacerdote colombiano, Javier Zuloaga, leyó un mensaje de religiosos, laicos y sacerdotes dirigido a la comunidad de El Charco, pidiéndole a Dios de que cure las heridas provocadas por las armas, haciendo votos de fe porque la sangre derramada, de familiares, amigos y conocidos alcancen la paz y la justicia
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