La autora de Mil besos tiene 900 versiones de este tema y todavía no puede vivir de su obra
Yo tenía tanto amor y nadie lo quiso, así es la vida, expresa
Cheque en blanco es una venganza personal contra Justo Fernández
¿Por qué no fuiste tú? está dedicada a mi novio Adolfo López Mateos
Hice que Benny Moré, quien era muy guapo, repitiera 10 veces la grabación de Mucho corazón
Martes 12 de junio de 2012, p. 9
“En mi caso, nací compositora. El que se hace compositor es otro tipo de autor y hay diferencias, según mi pensamiento… quizá otros maestros opinen otra cosa”, expresó en entrevista con La Jornada Emma Elena Valdelamar, autora de varias canciones inmortales que se oyen desde el siglo pasado en voces como las de Pedro Vargas y Javier Solís, y, actualmente en la de Paquita la del Barrio.
A principios de mayo se le rindió un homenaje en Celaya, Guanajuato, donde se afirmó que las principales compositoras populares son María Greever, Consuelo Velázquez, Chabuca Granda y Emma Elena Valdelamar. La lista no pasa de 10. Ese es el motivo la entrevista.
Nacida en la ciudad de México el 27 de mayo, añadió con discreción sin decir el año, la compositora habla de su trayectoria en el estudio de su casa de la colonia Narvarte, de cuyas paredes penden fotografías que muestran su belleza, lo cual hizo soñar a un presidente, como Adolfo López Mateos, y a millonarios que le inspiraron melodías y letras que han conformado un tema que dentro de lo romántico ha ganado adeptos, sobre todo entre las mujeres que buscan quien las defienda: el revanchista, que en sus extremos reduce al hombre a una Rata de dos patas. Aunque esa pieza no la hizo una mujer, sino un hombre: Manuel Eduardo Toscano.
Rechaza la falta de respeto
No obstante, aseguró la señora Valdelamar, rechaza caer en la falta de respeto, en los excesos.
Un detalle en sus respuestas es su seguridad. Es como si siguiera un guión.
“Doy gracias a Dios porque me hizo compositora. Yo no fui descubriendo nada. No fui descubriendo eso que llaman talento. De niña me aprendía las canciones, pero no sólo eso, pues me interesaba saber quién era el autor. Cuando uno hace eso a los 8 años creo que se trata de un don especial, que ya se trae. Me aprendía letra y melodía.
Si no me gustaba la letra, en un cuaderno apuntaba la letra original y a un lado la que yo creía que debía llevar.
Esa práctica fue un ejercicio de vida, profesional. También escribía cuentos, que leía a sus compañeros del colegio, con los cuales montaba bailables con las canciones. “Tenía 8 años y en ese entonces estaban de moda Gonzalo Curiel, Agustín Lara, Chucho Monge, Luis Alcaraz, Federico Baena, el melodista Gabriel Ruiz, a quien acompañaron grandes letristas. Fue pasando la vida… hasta que entré a la secundaria. En segundo escribí mi primera canción y la empecé a cantar. Llegaron juntas la letra y la melodía. Esto no siempre se da; tan sólo en una que otra composición. Para que no se perdiera esa primera canción pedí a varias de mis compañeras que se aprendieran una parte cada una. Así la memoricé; aunque nos sacaron de la clase y nos pusieron cero en conducta, llegué a mi casa con una canción. Mi hermana me acusó con mi papá porque me habían sacado de la clase por una canción. Mi papá, Darío, no se enojó. Mi mamá se llamaba Victoria, pero a ella no le gustaba que me agradara la música. La avergonzaba que uno quisiera ser artista, pero mi papacito me apoyaba y me pedía que le cantara y me preguntaba qué había hecho. Claro, tenía 12 años…
“Yo le decía que se iba a enojar porque esa canción hablaba de besos, de amor, pero yo no sabía aún lo que era un beso, menos el amor. Le pedí que se pusiera detrás de una puerta, para no verlo y poder cantarle. ¡Y se la canté! Me pidió que le dejara que me diera un beso porque le había gustado. Esa composición se llama Te olvidé. Después me llevó con su hermano mayor, Ciro, para que supiera lo que había hecho. En la sala también estaban mi tía y mi prima. Mi tío dijo: ‘les doy la noticia de que en la familia tenemos otra María Greever’. En ese momento no entendí lo fuerte que era eso, pero me programó.”
Como dice ella: la vida siguió
. A la edad de 16 años fue a la RCA Victor a probar suerte, a tocar puertas. Su padre ya había tenido el cuidado de registrar sus creaciones. Total, no tenía nada que perder, pensaba.
“Me recibió un señor que dijo que ya se iba y me preguntó qué quería. ‘¿Qué trae bajo el brazo?’ Le contesté que unas canciones y que ojalá pudiera oír una o dos, para que me dijera si servían, si no para dejar de hacer esto. ‘¿De quién son?’, me pregutnó. ‘Son mías’, respondí.
‘¡Ah, son de una mujer. Entonces no sirven!’, dijo y me enojé. Le pregunté: ‘¿Qué, usted es hijo de hombre?’ Me contestó que yo lo estaba insultando. Esa persona estaba casada con Chelo Velázquez. Se trataba de Mariano Rivera Conde, muy bueno en lo suyo, en eso de escoger canciones. Era peleonero, pero yo también era gallo. Me mandó al cuerno. Después compuse Mil besos. Mi papá me dijo que iba a haber un concurso de canciones y que convenía enviar esa nueva canción. Así lo hice; la registraron con el número 96. Ganó el primer lugar. Yo le había puesto Te seguiré amando, pero la gente la pedía como Mil besos.
“Rivera Conde me llamó por teléfono, que porque Los Bribones tal vez me iban a grabar esa canción. Puse una condición: estar presente en la grabación. Se molestó y le argumenté que era para que no me cambiaran la melodía ni la letra. Y que no. ¡Pues no me la grabe, y me voy! Me colgó. Al rato me volvió a llamar. ‘¿Ya lo pensó bien?’, preguntó. Le repetí mi condición. Los Bribones iban a grabar Mil besos y Devuélveme el corazón, en el mismo disco. Tampoco accedió. A los dos días volvió a llamar y dijo que me esperaba al día siguiente, a las 10 y media de la mañana. Fue un exitazo de Los Bribones; recibieron dos discos de oro y se hizo internacional. A la fecha, Mil besos tiene 900 versiones, y Devuélveme el corazón, 300. La pieza que tiene más es Mucho corazón.”
No me hice famosa...
Corría el año de 1949. Ella estudiaba comercio, para ser secretaria taquígrafa, llevar contabilidad, redactar... ortografía. Nunca he podido vivir de las canciones. Es triste. No me hice famosa, pero mis canciones sí. Puedo hablar de que se trata de seis o siete de mis canciones las que están en esa situación.
Mil besos la compuso a los 17 años. Benny Moré le grabó en 1950 Mucho corazón. Sin mañana ni ayer fue interpretada por Javier Solís y Amalia Mendoza.
Mucho corazón la escribió por un enamorado, un pretendiente, muy guapo, de cuarenta y tantos años, un hombre que me gustó. Lo conocí donde trabajaba de cajera. Fue a comprar algo y me invitó a tomar un café al día siguiente. Llevé de chaperona a una compañera, pues finalmente yo tenía 17 años y él más de 40
.
Presente en la entrevista, Darío, su hijo, pidió hablar. Dijo: Esa persona había investigado el pasado de mi mamá. ¿Qué pasado tiene o puede tener una niña de 17 años?
Emma Elena Valdelamar añadió que se usaba indagar “al pelado que pretendía a una muchacha. En este caso fue al revés. Mi pasado no lo había construido. Me dio coraje e hice esa canción, que dice: ‘De mi pasado preguntas todo, que cómo fue. Si antes de amar debe tenerse fe…’
¡Qué sencillo y qué fuerte! Fue una lección y le doy gracias a Dios porque es una canción que penetró en todo el mundo.
Darío acotó: “Cuando la grabó Benny Moré mi mamá también pidió estar en la sesión. Benny cantaba: ‘y si encontrastes, con esta ese final. Tuvo que repetir 10 veces la grabación”.
La autora recordó: “Hasta que salió perfecta. Benny se acercó… él era muy guapo, y me dijo: ‘Vengo a hablar con usted, porque no vuelvo a cantar esa canción ¡nunca en la vida! No la vuelvo a cantar’. Le respondí que ya estaba ahí, y cuando murió pidió que le cantaran Mucho corazón, que llaman el himno de Cuba. En la tumba de Benny Moré está un retrato de él, grande, que tiene escrito ‘Benny Moré, Mucho corazón’”.
En la entrevista se abrió un silencio que duró hasta que Emma Elena Valdelamar comentó: “Esas son cosas que no se las paga uno. Divino. Se me enchina la piel nada más de contarlo. Del éxito de ventas tampoco recibí gran cosa. Entre los intérpretes de Mucho corazón están Manoella Torres, Eugenia León, Tania Libertad, Martirio. En cilindro (con el organillero) está esa pieza y Mil besos. Ese es el trofeo más grande de mi vida: que mis canciones estén en un cilindro de México y que se toquen en Garibaldi todas las noches”.
Sin mañana ni ayer
Luego, Javier Solís le grabó Sin mañana ni ayer. Javier se murió al mes y medio. “Amalia Mendoza me grabó Vivir sin ti, que para mí es de las mejores. Yo no compongo para los demás, sino lo que siento. Dios me llenó de amor. Yo tenía tanto amor y nadie lo quiso, porque así es la vida.”
Vino la decisiva Cheque en blanco, que es de principios de los años 60. “La hice por una venganza personal. Cuando la cantaba decía a los señores que no era para todos, sino para uno en especial, uno que me hizo una mala jugada, ¡y se la cobré! A los demás les canto el resto. Fue un éxito. La grabó primero Chelo Silva.
“Esa composición no la iba a dar a conocer, pero salió y fue una bomba. Es inteligente; llegaron a llamarle el himno de las mujeres. Era contra un señor que manejaba el hipódromo; ya murió, se llamó Justo Fernández. Le dolió cuando recibió la canción, pero después presumía que yo se la había hecho. Me engañó. Dijo que se quería casar conmigo, que era soltero y que quién sabe qué. Luego supe que no era cierto, que era casado y tenía hijos. ¿Por qué juegan con uno de esa manera? ¿Porque uno no es de su medio? ¿Creen que todo lo pueden por su dinero? ¡Pues no! Ya después se volvió amigo de nosotros, pero cuando se la canté sí sacó la pistola y me la puso en la espalda; me dijo: ‘¡Te voy a matar, porque ni a mi madre le permitiría que me dijera lo que tú me estás diciendo!’ Creo que sí se enojó. La editora me dio como mil pesos por año en la década de 1990. Paquita la del Barrio fue muy viva, porque se quiso hacer famosa con las canciones de Chelo Silva. Le fue bien y es buena mujer, muy callada. Sufrió mucho.”
De los años 50 es Volver a besarte, que le grabaron Pedro Vargas y Demetrio González. “Salió por una persona que me gustaba mucho. Yo estaba enamorada de él, pero él nunca lo supo. La letra dice: ‘Quisiera que supieras los besos que te he dado tan sólo con mirarte/ Quisiera que sintieras las ansias que yo siento de llegar a besarte/ y después de adorarte y besarte no sé lo que haría: si besarte y besarte y volverte a besar./ No quiero ni acordarme las veces que he luchado por no robarte un beso, y frente a mí tu boca no puedo resistirla,/ y me pongo a pensar que después de robarte ese beso sí sé lo que haría: pues besarte y besarte, besarte y besarte, y volverte a besar’.
“Pedro Vargas no la quería grabar porque estaba arrepentido por no haber grabado en su momento Mil besos. Él era raro porque le gustaba grabar canciones extranjeras, mexicanas casi no.”
Vicente Fernández le grabó, hace 10 años, Quiero: Quiero que se detenga el tiempo para quererte mucho, como te estoy queriendo
.
Esa pieza, informó, “salió de un amor, el más grande que puede sentirse. ‘Pregunta quién te amará como yo cuando yo ya no esté…’”
A la fecha cuenta con unas 250 canciones, de las cuales sólo le han sido grabadas 25. “Lo que pasa es que siempre me piden las mismas y muchas se pierden en el olvido. La que más quiero es Vivir sin ti y luego Quién, que es más reciente.”
Su imagen se imprimió en un billete de la Lotería. El día de la emisión pidió que la dejaran sola en un camerino. Salió y cantó una pieza hecha sólo unos minutos antes.
La tarde de la entrevista se alarga y podría extenderse mucho más. “Hay una canción que se llama ¿Por qué no fuiste tú?, que se la hice a Adolfo López Mateos, que fue mi novio. Un día el papá de mis hijos me quiso insultar y dijo: ‘Este hijo ni ha de ser mío, y el que estás esperando, que es mi hija, tampoco. Han de ser de López Mateos, por eso trabajas en la Presidencia’. Me dio un coraje que no fuera cierto. Viví con él como mes y medio. López Mateos apenas era candidato cuando lo conocí. Yo trabajé en la Presidencia y la señora Eva Sámano siempre fue amable. Yo ahí fui secretaria del oficial mayor y del director general de administración, que eran la misma persona.
“Pero salió ¿Por qué no fuiste tú? Que dice: ‘¿Por qué no fuiste tú quien destrozó mi vida?/ ¿Por qué no fuiste tú quien la partió en pedazos?/ ¿Por qué tenía que ser que arrastrara esta cadena, que sólo se ha de romper con mi muerte o con la de él, y envidiar la dicha ajena?’ Acepto que tenía muchos enamorados y me proponían matrimonio hasta en la calle, al cruzar. Me daban su tarjeta y me pedían que los llamara. Así eran los mexicanos de antes, y además caballeros. No venían a decirme que querían acostarse conmigo. Para mí estaban locos. Mis canciones no son invenciones, sino experiencias. En mi vida me enamoré tres veces, con ese amor que duele, porque el amor duele. A veces te arrepientes, pero a veces deseas que esa persona se muera… pero lo adoro y ojalá no se muera…
“Nunca dejé que me trataran mal. Un compositor, Teddy Fregoso, me compuso una canción que se llama Sabrás que te quiero. Se fue a Los Ángeles, tiene su radiodifusora y se casó cinco veces. Esa canción se la grabó Plácido Domingo.”
Me cerraron el paso
–¿Por qué no progresó económicamente y por qué no se internacionalizó más?
–Me faltó que no me cerrara el paso una persona. Cuarenta años después de habernos peleado, Mariano Rivera Conde un día se me acercó para decirme que le quedaban tres meses de vida y que me quería pedir perdón. Él me cerró el paso para que nadie me grabara. Lo perdoné, pero le exigí que me devolviera mi juventud y las oportunidades perdidas.”
No obstante, Emma Elena Valdelamar cobra regalías de numerosos países. Mucho corazón ya está cerca de las mil versiones.
Para ella hay discriminación hacia las compositoras. “Tengo un huapango que en el estribillo dice: ‘Para aquel que no le guste ver triunfar a una mujer, que recuerde donde estaba poquito antes de nacer’”.