Reglas viales inteligentes
n los pasados 50 o 60 años, París, la ciudad más conservadora del mundo para júbilo de los turistas, realizó cambios significativos que, sin embargo, no dejaron heridas desagradables en la urbe. Entre muchos ejemplos citemos la instauración de carriles exclusivos para el transporte público (que la ciudad de México tardó varios decenios en copiar pero sin tomar en cuenta factores importantes contemplados en el modelo original).
La capital gala consideró transporte público
tanto a los autobuses de pasajeros, bomberos, ambulancias y vehículos de seguridad pública, como los taxis, que no siendo colectivos sí representan un servicio público. Además, tomó muy en cuenta el medio ambiente y la accesibilidad para los pasajeros.
Con tres premisas inteligentes: a) facilitar las condiciones de trabajo de los taxistas al mismo título que se hizo para los choferes del transporte colectivo, b) aumentar el número de esta fuente de empleo, pues al ser más rápido ir en taxi, muchos vehículos particulares dejaron de circular a las horas pico y c) tomar en cuenta a los usuarios de taxis, quienes suelen ser personas con dificultades inherentes para desplazarse o que transportan bultos voluminosos, practicando para su ascenso y descenso bahías en las aceras de las vialidades exclusivas, los parisinos han mostrado las bondades de este modelo durante décadas.
Lo que añadido a las tête de station existentes desde el siglo XIX, o sea, bases para taxis cada tres o cuatro manzanas, incidió de manera importante en la reducción de contaminantes, disminuyó la fatiga inhumana de los conductores y convirtió la espera de los usuarios en un breve recorrido a la redonda donde siempre existe oferta de este transporte o tarda poco en llegar.
¿Por qué en México se copian sólo a medias las buenas ideas en vez de comprar sin complejos un paquete completo que ha mostrado su pertinencia?
Yuriria Iturriaga