Toluca, Méx., 25 de junio. Hace más de 15 años que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no enfrentaba una elección en condiciones tan favorables en el estado de México: gobierna la mayoría de los municipios (97 de 125); ya no existen el corredor azul, que formaban los ayuntamientos panistas en el poniente del Valle de México, ni el cinturón amarillo, que integraban los gobiernos perredistas en el oriente de la entidad.

En la elección federal más reciente (2009), el PRI ganó 39 de 40 distritos electorales federales, y hace apenas un año, aliado con con los partidos Verde Ecologista de México y Nueva Alianza, aplastó a la oposición en los comicios por la gubernatura, cuando triunfó por un margen de dos a uno frente al Partido de la Revolución Democrática (PRD) y de tres a uno frente al Partido Acción Nacional (PAN). En esa contienda el candidato priísta y hoy gobernador Eruviel Ávila obtuvo más votos que sus contrincantes en 124 de los 125 municipios mexiquenses.

El PRI nacional considera al estado de México su principal reserva de sufragios para su candidato a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, no sólo porque es la entidad que aporta más votos (concentra 14 por ciento del padrón electoral, con 10 millones 350 mil votantes), sino también porque su abanderado es originario de la entidad.

Al inicio de la contienda, el tricolor se había fijado la meta de obtener un récord de cuatro millones de votos en el estado, pero tuvo que hacer un ajuste tras la aparición del movimiento de jóvenes #YoSoy132, que se declaró antipriísta y ha tenido mucho eco entre la población. Ahora la idea es obtener entre 3 y 3.5 millones de votos para Peña Nieto, lo que significaría entre 18 y 20 por ciento de la votación nacional.

Sin embargo, así como el estado de México es considerado la principal reserva de votos para el PRI, el Distrito Federal lo es para el PRD. Y los priístas tienen cierto temor de que los municipios colindantes con el Distrito Federal se contagien de las simpatías por el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, principalmente Nezahualcóyotl, Chalco y Valle de Chalco, donde el PRD ha crecido en semanas recientes y está en condiciones de disputar las diputaciones federales, locales y hasta las presidencias municipales, actualmente en manos del PRI.

En Ecatepec las cosas no son muy distintas. Encuestas del tricolor y el PRD indican que la diferencia entre ambos partidos no es mayor a un dígito, lo que aumenta la posibilidad de que la izquierda le arrebate al PRI uno o dos distritos de los cuatro que tiene el municipio más poblado de México.

El PAN es el partido que enfrenta un escenario más adverso. Tras la debacle de 2009, cuando perdió los municipios del poniente del valle de México y la capital mexiquense, el blanquiazul cayó aún más en los comicios de gobernador el año pasado. Hoy luce disminuido, producto de disputas internas, y paga por el desgaste del gobierno federal. El PAN sabe que prácticamente no tiene posibilidades en la elección de diputados federales y senadores, y concentra su estrategia en las elecciones locales para recuperar algunos distritos y municipios importantes.

(Silvia Chávez, René Ramón, Israel Dávila y Javier Salinas)