Toluca, Mex., 26 de junio. Fue a la casa de su contendiente Enrique Peña Nieto para advertir que no funcionará la compra del voto, acusó al gobernador Eruviel Ávila de querer erigirse en el gran elector del estado de México y recriminó que los padrinos del candidato priísta son Carlos Salinas y Arturo Montiel. Así remató sus giras por el país Andrés Manuel López Obrador.

La Plaza de los Mártires estaba llena: unas 5 mil personas que respondían con rechiflas ante cualquier mención que el candidato presidencial de la coalición Movimiento Progresista hacía de algún integrante de la clase política mexiquense.

López Obrador afirmó que la clase achichichinle introdujo a Peña como producto chatarra (¡Buuu!, coreaban sus simpatizantes), un detergente de mala calidad, una bolsa de papas, un refresco de los que pican los dientes y provocan dolor de estómago.

Y celebró: Ya fracasó la estrategia de los patrocinadores de Peña Nieto. Luego argumentó que le lleva ventaja de 25 puntos en el Distrito Federal: dos a uno.

Cuestionó las encuestas copeteadas y se mostró seguro de triunfar de manera contundente el próximo domingo, día en que habrá fiesta cívica nacional.

¡Queremos escuela, no telenovelas!, coreaban los asistentes al mitin, mientras ondeaban banderas de PRD y PT.

Desde que intervino Alejandro Encinas, candidato a senador, los perredistas dirigieron sus baterías contra lo peor del priísmo: el grupo Atlacomulco y sus vasallos, lo que provocó otra rechifla. Pero declaró que están listos para ganarle al hijo pródigo de esa camarilla.

El candidato presidencial de las izquierdas sostuvo que los dinosaurios tienen miedo, porque carecen de escrúpulos, y sentenció que esta vez no funcionarán sus marrullerías. En el templete ya no cabía nadie más. Todos los candidatos y hasta personajes cercanos a la campaña, como los creadores de amlo.si, una página de Internet para jóvenes, trataban de aparecer en la foto con López Obrador. Porfirio Muñoz Ledo estaba cansado y se sentó a la mitad del mitin.

El tabasqueño preguntó a los asistentes si sabía que Peña Nieto viajó 45 días a Miami, y la multitud respondió: ‘¡Nooo”, lo que el candidato atribuyó a la manipulación de los medios de comunicación.

Afirmó que su adversario es hechura de otro ex gobernador, Arturo Montiel, su tío, y ahijado de Salinas de Gortari. Hubo nuevas rechiflas. Advirtió que hace 20 días se celebró una reunión de gobernadores priístas en esta ciudad para comprometerlos a conseguir votos, como en los tiempos del líder cetemista Fidel Velázquez, porque en el PRI andan nerviosos.

López Obrador señaló que Eruviel Ávila ofreció 2 millones 900 mil votos, como si fuera el gran elector del Edomex, y por esa razón pidió a sus seguidores que se apliquen a fondo en orientar a los electores para que no vendan su voto y digan a los mañosos que aceptan las dádivas y votarán por Peña, sin que sea cierto. “A la mera hora: ‘¡toma tu voto!’”

Irónico, el candidato de las izquierdas señaló: “Hasta risa me da Peñita, que dice ‘se los firmo y se los cumplo’. Va a entregar pensión a adultos mayores, ¿por qué no lo hizo como gobernador? ¿Le creen?, yo tampoco”.

Siguieron los gritos de “¡Fuera Peña, fuera Peña!’, y López Obrador concluyó su discurso: Así como me quieren, los quiero yo. Nuestra relación no es mecánica, no es utilitaria ni fría.

Al bajar del templete se hizo un remolino de gente a su alrededor. Unos jóvenes empujaban a los asistentes con el propósito de hacer un pasillo para que pasara el abanderado de las izquierdas, y en ese momento otro joven trepó al toldo de la camioneta negra y extendió el brazo para entregarle una carta escrita a mano. Fue el último que tuvo contacto cercano con López Obrador en su recorrido por el interior del país.