A diferencia de lo que ocurría antes del enfrentamiento entre agentes de la Policía Federal (PF) ocurrido el pasado lunes en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), ahora, en los accesos 1, ubicado junto al hangar Presidencial, y en el 3, que está a un costado de la zona de aduanas –ambos son los de mayor afluencia–, los elementos federales enfrentan un procedimiento diferente: ya son revisados al ingresar a la plataforma de la terminal aérea, aunque las inspecciones las realizan sus compañeros de corporación.

Antes de la balacera, en la que fallecieron tres elementos de la PF, entrar a las zonas restringidas del AICM, como el área de plataforma –donde las aeronaves embarcan y desembarcan pasajeros– implicaba exhaustivas revisiones tanto para empleados de las aerolíneas como para proveedores, pero los agentes federales eran la excepción a esa regla.

A estos últimos se le autorizaba el ingreso con sólo acercarse a los puntos de inspección en sus vehículos o a pie.

En esta ocasión los elementos de la PF son obligados a descender de sus patrullas y tres de sus compañeros revisan las tarjetas de identificación aeroportuaria (TIA), luego abren la cajuela y las portezuelas del vehículo para inspeccionar el interior, y sólo entonces pueden ingresar.

El artículo 152, párrafo sexto, del reglamento de la Ley de Aeropuertos indica que deben someterse a revisión los miembros de la tripulación y demás personal que no sean pasajeros, incluyendo a todas las autoridades que, en ejercicio de sus funciones, ingresen al área estéril o se introduzcan a la aeronave.

En las áreas consideradas de extrema seguridad en aeropuertos, el objetivo de las revisiones por parte de las empresas de seguridad privada es buscar explosivos u objetos que representen un peligro durante los vuelos; en los filtros también es posible detectar el tráfico de drogas y reportarlo a las autoridades correspondientes.