Miles viven de prestado o han sido adoptados por sus familiares
Viernes 13 de julio de 2012, p. 33
Después de gritar a todo pulmón la primera siempre será la primera
, cientos de trabajadores de Mexicana de Aviación se conmovieron en cuanto escucharon los primeros acordes de Las mañanitas, interpretadas por un mariachi en la conmemoración de los 91 años de la aerolínea.
Reunidos en el que se ha convertido en su principal activo, el hangar de mantenimiento de Mexicana MRO, los trabajadores de Mexicana de Aviación de confianza, de tierra, pilotos y sobrecargos se reunieron como en los mejores tiempos, con uniformes impecables, alegres por el gusto de seguir unidos casi dos años después de que la aerolínea dejó de volar una vez que su ex dueño, Gastón Azcárraga, la dejó por mil pesos en manos de Tenedora K.
Los trabajadores hicieron cooperacha y compartieron botanas, café, partieron pastel por 91 años de existencia, pero sobre todo refrendaron el compromiso de no bajar la guardia y conseguir regresar al aire.
El dirigente de los trabajadores de tierra, Miguel Ángel Yúdico, lo definió así: “estar aquí celebrando 91 años es un sentimiento agridulce porque nosotros que nunca incumplimos con nuestro trabajo, que siempre dimos el mejor servicio, estamos a la espera de que el gobierno tenga voluntad y nos deje regresar a trabajar aunque sea con un avión. En cambio, la Procuraduría General de la República (PGR) es incapaz de encontrar a Gastón Azcárraga, está mejor escondido que El Chapo Guzmán, no pueden proceder en contra de él”.
Yúdico dijo que a lo largo de dos años los trabajadores de Mexicana no han cobrado un peso; han perdido casas, escuelas, han vivido de prestado y de limosnas, en especial las compañeras; muchas de ellas son madres solteras o tienen la responsabilidad de la familia, han tenido que hacer de todo para salir adelante y siguen aquí, en la lucha, no pierden la esperanza de regresar a su trabajo
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Begoña López es sólo un caso de 8 mil 500. Ella era representante de tráfico en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y, cuando Mexicana dejó de volar, “tenía un niño de 20 días de nacido y una niña de seis años. De un momento a otro vimos que no importa que sepas idiomas, carrera, especialidad y 20 años de trayectoria. Nos quedamos sin qué darles de comer a los niños. No hay dinero ahorrado, rematamos lo que se pudo en el Monte de Piedad y luego vendimos lo que se pudo en la esquina del tianguis, pero eso fue los primeros 15 días. Al día 16 a rezarle a Dios, pedirle a los amigos, a los parientes. Fuimos adoptados, nos pusimos a mendigar.
Pedimos préstamos que no hemos podido pagar porque no hemos cobrado desde hace dos años, pero estamos con la conciencia de que hay justicia, de que tiene que haber una lógica de vida, si nosotros nunca incumplimos con nuestro trabajo, la aerolínea siempre cumplió. No estamos metidos en narcotráfico, todos somos gente de bien, somos la primera aerolínea de Latinoamérica y la tercera a nivel mundial
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El vocero de Mexicana, Adolfo Crespo, fue el encargado de dirigir el mensaje a sus compañeros: ya lo hicimos una vez, lo volveremos a hacer
. La respuesta fue inmediata: de norte a sur, de este a oeste, Mexicana volará cueste lo que cueste
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