Damasco, 18 de julio. El ministro sirio de Defensa, Daud Rajha, y su viceministro, Asef Shawkat, así como el jefe de la célula del gobierno para enfrentar la crisis, Hasan Turkmeni, murieron este miércoles en un atentado perpetrado por un suicida en el interior del edificio de la Seguridad Nacional en esta ciudad, mientras continuaban los enfrentamientos en algunos barrios periféricos entre el ejército y los grupos armados opositores.

El Ejército Sirio Libre (ESL), asumió la autoría del atentado en que murieron los generales Rajha y Shawkat, este último cuñado del presidente Bashar Assad, en lo que constituye el peor golpe contra su gobierno desde la irrupción de la revuelta en marzo de 2011.

Rajha cayó como mártir en el atentado terrorista, informó la televisión estatal siria al reportar los hechos. Además, resultaron heridos el jefe de inteligencia nacional, Hisham Bekhtyar, y el ministro del Interior, Mohammad Ibrahim Shaar.

El agresor, según una fuente de seguridad, era guardaespaldas de uno de los oficiales presentes en la reunión, que activó su cinturón de explosivos en la sala del edificio militar.

El ESL se responsabilizó del atentado, para el cual dijo que contó con la colaboración de gente dentro de las fuerzas armadas sirias. Afirmó: esta es la primera de una serie de grandes operaciones que apuntan a hacer caer a Assad, a cuyo régimen acusó de matanzas bárbaras.

Assad nombró de inmediato al jefe del Estado Mayor, Fahd Freij, como nuevo ministro de Defensa tras la muerte del general Rajha, uno de los pocos responsables cristianos del gobierno sirio.

El ejército declaró que este acto terrorista refuerza la determinación de mantener el combate para limpiar la patria de los restos de bandas terroristas.

Lo ocurrido hoy es un capítulo de la conspiración estadunidense-occidental-israelí contra Siria, que envían dinero y armas a los opositores, denunció el ministro de Información, Omran Zoubi. A su vez, el diputado Jaled Abud atribuyó el atentado a elementos exteriores, entre ellos Estados Unidos.

El Consejo de Seguridad tenía previsto reunirse este miércoles para someter a votación una resolución apoyada por los países occidentales, que amenaza a Siria con sanciones, pero el encuentro se aplazó para este jueves, a pedido del enviado especial de la ONU para Siria, Kofi Annan, para permitir nuevas consultas tras el atentado y buscar un compromiso con Rusia, indicaron fuentes diplomáticas.

Por separado, Gran Bretaña y Alemania abogaron por una resolución que ponga fin a la violencia en Siria, en tanto que Turquía negó tener responsabilidad en el atentado.

Rusia, aliada de Damasco, condenó el ataque odioso contra los altos jerarcas militares sirios y llamó a castigar a los autores. Advirtió que la imposición de sanciones equivaldría a dar un apoyo directo a un movimiento insurgente, algo contrario a los mandatos de la ONU.

La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, condenó el atentado en Damasco, al igual que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Irán también externó su repudio al ataque.

Estados Unidos consideró que el régimen sirio está perdiendo el control e instó a la comunidad internacional a que presione a Assad para hacer lo correcto: abandonar (el poder) y permitir una transición pacífica.

Washington también decidió sancionar a 29 altos mandos del régimen sirio, entre ellos varios ministros, anunció este miércoles el Departamento del Tesoro.

Pero las diferencias sobre los medios para poner fin al conflicto en Siria persisten entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y su par estadunidense, Barack Obama, que este día hablaron por teléfono, informó el Kremlin.