Deportes
Ver día anteriorDomingo 22 de julio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Mariano Pavone fue una pesadilla para la zaga de Monarcas

Pese al 0-0, Cruz Azul y Morelia brindaron buena dosis de emoción
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de julio de 2012, p. a14

Un duelo de táctica y estrategia. Dos técnicos que debutaron como maestros de ajedrez. Guillermo Vázquez hizo una apuesta al juego ofensivo con La Máquina, capitalizó lo que mejor luce en su equipo: una línea de ataque peligrosa. Rubén Omar Romano, en cambio, leyó bien las intenciones y colocó sus piezas para contener las llegadas cementeras.

No hubo goles. Pero la aridez del marcador estuvo compensado con el intenso intercambio de jugadas que regaló buena dosis de emociones.

La Máquina se mostró en forma, con defensa muy disciplinada, concentrada y explosiva con las salidas de Luis Perea. La media cancha fuerte y ágil. Pero lo que resultaba espectacular era el potencial en el ataque con la nueva adquisición: Mariano Pavone.

El delantero argentino merodeaba con instinto, como un perro de presa tras la pelota, tras el arco. Cada oportunidad en sus pies hacía sudar al portero Federico Vilar y lo obligaba a brindar lo mejor de sí. Esa insistencia tenía que culminar tarde o temprano en un gol. Pero a veces falta la pizca de azar para que una excelente intervención termine en la red.

Once minutos de juego y Pavone ya había demostrado que dentro del área es pícaro, hace gambetas, recorta y tira casi sin pensarlo. Vilar sudó y voló varias veces ante el asedio.

Durante casi media hora los celestes apostaron a arrinconar al rival. Tocaban rápido y pisaban el área. Los zagueros de Monarcas estaban más activos que el resto del equipo, con los ojos nerviosos pero con las piernas firmes.

Morelia tardó en acomodarse, en conseguir salidas; cuando por fin dio con la fórmula el partido se trabó en la media cancha. Jefferson parecía el jugador mejor enchufado de Monarcas, cada pelota que caía a sus pies tenía un destino pensado: Miguel Sabah. Sin embargo, el atacante parecía ausente, corría hacia el área cementera, pero con tino desastroso.

En Cruz Azul, en cambio, las llegadas siempre estaban a punto de ser gol. Pavone las intentaba como estuviera, de las maneras más caprichosas, casi siempre de la forma más complicada e imposible. A los 32 minutos del primer tiempo, en un córner, el argentino, de espaldas al arco, ejecutó una media vuelta con la derecha que obligó a Vilar a volar con brazos extendidos, aunque la pelota pasó apenas encima del travesaño. Fue la jugada más peligrosa, de las tantas que había generado el delantero. Un par de minutos después, en un mar de confusión ante la meta de Vilar, casi a ras de suelo, Pavone de nuevo la intentó anotar de espaldas al portero.

La respuesta de Morelia fue inmediata. Sabah despertó de su letargo: una escapada, uno, dos recortes, y venció por primera vez a Yosgart Gutiérrez para disparar directo al arco, pero Gerardo Torrado rechazó la pelota casi en la línea. Eso era un indicio de que si en esas circunstancias no caía el gol, entonces no caería nunca.

En el segundo tiempo, los técnicos movieron sus piezas. Memo sacó a Omar Bravo –quien sigue sin parecerse a aquel jugador que fue en Chivas– por el imbatible Chaco Giménez; relevó a un eficiente y, por momentos letal, Pablo Barrera por Javier Orozco, y metió a Maranhao por Torrado.

Parecía que los cambios terminarían por cumplir el cometido. Entre Chaco y Pavone dieron mayor trabajo a la zaga monarca. Maranhao estuvo a punto de lograrlo en una llegada por la izquierda, luego de vencer a tres defensas, pero dentro del área titubeó y, sin mirar que Pavone esperaba un pase, disparó desviado hacia el arco.

Pavone insistió con tiros y Maranhao mandó un centro que remató Chuletita, pero la pelota pasó por arriba de la portería, en el minuto 85.

Fue un duelo emotivo, como para medir el potencial que cada entrenador dispone en sus líneas. Sólo una advertencia, un anticipo de lo que mostrarán en este torneo.