Las representaciones de México en España, Canadá y el Vaticano, sólo algunos ejemplos
Martes 24 de julio de 2012, p. 16
Desde 1922, cuando se reformó la ley del cuerpo diplomático y se decidió encomendar la jefatura de misión diplomática a políticos que el Ejecutivo de la Unión creyera capacitados
, el debate sobre la designación de políticos en embajadas o representaciones consulares en lugar de personal del servicio exterior ha sido permanente.
Los 12 años de gobiernos federales del Partido Acción Nacional (PAN) no han sido la excepción. Políticos cercanos a Vicente Fox y a Felipe Calderón han engrosado la lista de quienes, con el aval de la mayoría de los partidos en el Senado, han ocupado los más altos cargos en las representaciones diplomáticas. De acuerdo con un estudio elaborado por el investigador Alejandro Acosta, del seminario de política internacional de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, de las 130 representaciones diplomáticas y consulares, aproximadamente 35 por ciento fueron asignadas a miembros o simpatizantes del partido en el poder.
Ejemplo de ello es la embajada de México en España, la cual estuvo a cargo de Gabriel Jiménez Remus, Jorge Zermeño Infante y Francisco Ramírez Acuña. Caso similar es la representación diplomática en el Vaticano, que ocuparon Javier Moctezuma Barragán, Luis Felipe Bravo Mena y Federico Ling Altamirano.
Excepto Moctezuma Barragán, quien ingresó por concurso al Servicio Exterior Mexicano en 1977, el resto no sólo aseguró algunos de los mejores salarios que otorga la cancillería –en España, Zermeño ganaba 13 mil 223 dólares mensuales, frente a los 9 mil 820 que percibía el entonces presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero–, sino ocuparon algunas de las embajadas más codiciadas sin tener preparación diplomática.
Canadá es otro caso emblemático. En los primeros años del foxismo fue designada en esa embajada Teresa Segovia de Madero, ex alcaldesa de San Pedro Garza García y ex diputada local, a quien siguió el ex secretario particular de Fox, Emilio Goicoechea Luna. Posteriormente fue nombrado Francisco Barrio Terrazas, ex mandatario de Chihuahua. Todos ellos carecen de preparación diplomática. En Cuba, país con el que México ha mantenido una relación tensa en los sexenios panistas, fue nombrado Gabriel Jiménez Remus, tras un periodo de ausencia en la titularidad de la embajada por suspensión de negocios
.
Para la embajada en Gran Bretaña fue designado Eduardo Medina-Mora Icaza, ex titular de la Procuraduría General de la República, en sustitución de Juan José Bremer, quien sí es diplomático de carrera, mientras en China fue nombrado Jorge Guajardo González, ajeno a la diplomacia y contra quien el comité municipal del PAN en San Pedro, Nuevo León, promovió su expulsión por adeudar cuotas al partido.
La cancillería no escapa a nombramientos similares. Durante el sexenio foxista se designó para el cargo a Jorge G. Castañeda, quien fue relevado por Luis Ernesto Derbez, tendencia que cambió en la presente administración con la designación de la embajadora Patricia Espinosa.
Por lo que toca a cónsules, la lista de nombramientos de políticos en lugar de diplomáticos de carrera es mayor. Hace apenas dos meses el Congreso aprobó las designaciones de David Figueroa Ortega, Eduardo Arnal y Andrés Chao Ebergenyi para Los Ángeles, Chicago y Denver, ciudades con alta densidad de población de ascendencia mexicana, aun cuando ninguno forma parte del servicio exterior.