La tecnología requirió más de 20 años de investigación, señalan
Martes 21 de agosto de 2012, p. 37
El primer paciente en ser asistido con un sistema de corazón artificial en México es Sergio Ortiz, de 48 años de edad, quien sufrió un infarto masivo en el lado derecho del órgano. Para apoyar la continuidad de la irrigación sanguínea en el corazón se le colocó este apoyo ventricular en el Centro Médico Nacional Siglo 21 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Esta intervención fue el 7 de agosto y se prolongó alrededor de tres horas; requirió la participación de 30 especialistas entre anestesiólogos, técnicos del sistema ventricular, enfermeras, cirujanos, intensivistas y cardiólogos.
El director del Hospital de Cardiología de la institución, Moisés Calderón, señaló que con el corazón artificial
que le fue implantado, en tan sólo 11 días Sergio ha recuperado 50 por ciento de la función del ventrículo derecho afectado durante el infarto, y que también se encuentran en mejoría órganos que se vieron afectados y que provocaron al paciente insuficiencia renal, problemas respiratorios y hepáticos.
Esta tecnología, que salva la vida a pacientes con enfermedad cardiaca y sustituye la función del corazón de manera temporal o definitiva, requirió más de 20 años de investigación por un grupo de médicos mexicanos del IMSS.
El implante del sistema de corazón artificial beneficia a los derechohabientes que requieren de un trasplante de miocardio y mediante esta técnica se mantienen en condiciones óptimas en tanto recibe un corazón nuevo.
El soporte ventricular es un método utilizado en pacientes con infarto masivo; evita un trasplante al colocar el soporte a un costado del corazón y permanece de por vida en el paciente, y se utiliza después de cirugías de alto riesgo para que ayude al corazón a funcionar adecuadamente.
Moisés Calderón destacó que el IMSS decidió sumarse al esfuerzo internacional para desarrollar la tecnología de corazón artificial, y aseguró que el implante representa sólo la punta del iceberg detrás de dos décadas de esfuerzo y la participación de más de una centena de profesionales de la salud, ingeniería en biomédica, instituciones académicas, investigación científica y de la industria.