Buenos Aires, 24 de agosto. El tango se transformó hoy en un espacio de resistencia cultural que décadas atrás ocupaba el rock y vive una renovación auspiciosa, afirmó Gustavo Mozzi, director artístico del Festival y Mundial de Tango.

La presencia de jóvenes letristas y compositores, además de orquestas en las que el traje y la gomina fueron remplazados por calzado deportivo, camisetas e incluso rastas rebeldes, le da un aire de renovación al festival que año tras año atrae a más espectadores de todas las edades.

Hay una generación de artistas que está en extinción, monstruos de la década dorada que hoy tienen entre 70 y 90 años. El tango tuvo además una época de repliegue que hizo que haya una generación intermedia, que son los que ahora tienen entre 50 y 60 años, que no tuvo acceso al tango, por eso, que ahora se dé esta posibilidad de encuentro me parece bárbaro, subrayó el músico en entrevista.

El tango hoy está en favor de la diversidad, del replanteo permanente de los códigos, algo maravilloso y auspicioso y que da la posibilidad de una nueva década dorada de la música ciudadana, señaló Mozzi.

El director del festival, que abrirá sus puertas el próximo 28 de agosto, destacó los cruces generacionales, porque permiten una transmisión de conocimiento importante.

Es un momento atractivo. El tango está en un momento de crecimiento, de evolución, de extensión de las fronteras del género, y el festival, en la medida que sintonice con esa escena tan efervescente y en ebullición, se transforma en un espacio vivo y también provocador, resumió Mozzi, quien dirige por quinto año consecutivo el mayor encuentro nacional del 2x4.

Los códigos comienzan a cambiar

Al analizar la realidad del tango actual, Mozzi remarcó una presencia cada vez mayor de un público joven, que sigue a diferentes orquestas como a bandas de rock.

Es público que viene de otras tendencias, pero que empieza a encontrar en el tango una estética atractiva. También hay artistas que vienen del rock, pero se sienten atraídos por el tango y empiezan a incursionar. Hay toda una generación de artistas casi como una forma de resistencia, una identidad porteña (Bonaerense) y una poética que se vincula con lo cotidiano nuevamente y los códigos comienzan a cambiar, señaló.

La renovación también llegó a las tradicionales milongas, los clubes y salones donde cientos de personas se reúnen por la noche a bailar al ritmo de la música ciudadana. Esos cambios se reflejan en muchos cruces desde la danza y desde la música, los códigos empiezan a romperse.

Esta podría ser la causa del furor que genera el tango en el exterior y que queda confirmado con la presencia de cientos de parejas de diversos puntos del mundo que compiten por el cetro del Mundial de Baile, no sólo en la categoría escenario –la más espectacular y llamativa–, sino también en la de tango de salón, auténticamente porteña.

El tango siempre creció en el mestizaje, siempre fue muy importante el diálogo con otras culturas. La presencia del rock, del jazz, de otras músicas del mundo en diálogo con el tango modifica el estilo, afirmó.

A la hora de explicar el éxito internacional del tango, Mozzi también apuntó a alguna razón quizás un poco misteriosa que multiplica las milongas en Madrid, Berlín o ciudades de Colombia, por ejemplo.

Quizás el abrazo, cierta mística y forma sofisticada de la música que está atravesada por la influencia de la música clásica que lo hacen una expresión universal, interpretó el compositor y guitarrista.