En países desarrollados el antirretroviral inhibidor de la integrasa –enzima que facilita el ingreso del material genético del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) a la célula huésped– se utiliza ya como primera línea de tratamiento contra el sida, aseguró el virólogo e infectólogo Enrique Soto Ramírez, quien lamentó que en México el fármaco sólo se administre en el sector público, cuando otros antirretrovirales han causado al paciente algunos efectos colaterales.

En conferencia de prensa, el también coordinador del grupo de trabajo de la Guía de manejo antirretroviral de las personas con VIH 2012, del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida, indicó que no utilizar raltegravir está relacionado directamente con el costo. Señaló que la propuesta para incluirla como medicamento de primera línea no ha tenido respuesta.

Comparado con efavirenz

Comparado con el efavirenz, “en el estudio STARTMRK, raltegravir demostró ser eficaz, elevó menos los lípidos, tuvo menos efectos adversos y evidenció superioridad en la respuesta inmune al incrementar las células CD4”, dijo el también jefe de la Unidad de Virología Molecular del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

Explicó que un beneficio a largo plazo del antirretroviral (en el mercado mundial desde hace cinco años y en México hace cuatro) es menor riesgo cardiovascular debido a que no tiene mucho impacto en el alza del colesterol malo o LDL y de los triglicéridos, a diferencia de otros fármacos contra el sida.

Aclaró que las diferencias con el antirretroviral efavirenz son que que este último se toma una vez al día y cuesta alrededor de 800 pesos, mientras el raltegravir se toma dos veces al día y su precio es de 6 mil 600 pesos.

En lo que se refiere al desarrollo de una vacuna contra del VIH/sida, dijo que se está a décadas de ver algún resultado en este terreno. Hay más posibilidades de lograr medicamentos que reviertan el mal, que uno que lo prevenga, dijo.