icho de forma simple, la innovación es la capacidad para transformar conocimientos e ideas en productos nuevos o mejorados. En la actualidad, es un factor decisivo para el desarrollo económico en todas las naciones del mundo. Desde hace algunas semanas, se ha iniciado una importante discusión (impulsada por la Academia Mexicana de Ciencias) sobre el pobre desempeño que tiene México en esta materia, motivada por la aparición de un estudio elaborado conjuntamente por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), adscrita a la Organización de las Naciones Unidas y la Escuela Internacional de Administración de Empresas (INSEAD), con sede en Francia, cuyo título es: Índice Mundial de Innovación 2012. Los resultados de este trabajo resultan más que alarmantes.
El estudio revela que en el parámetro más general el índice global de innovación
los primeros lugares los ocupan naciones desarrolladas, como Suecia Suiza, Singapur y Finlandia. Por su parte, México ocupa una de las posiciones más bajas, el lugar 79 de un total de 141 naciones. Pero no sólo eso, en cinco años, México ha descendido 42 puntos en esa clasificación mundial, pues ocupaba en 2007 la posición 37 (aunque el número de naciones evaluadas en aquel entonces fue menor) y en la actualidad se encuentra por debajo de países como Chile, Brasil, Colombia, Uruguay, Argentina, Perú y Guyana, por mencionar sólo algunas naciones de nuestro continente.
Al considerar otro indicador, la eficiencia en innovación
, el estudio citado muestra los países que sobresalen en el desarrollo de innovaciones, a pesar de disponer de un entorno más precario y de menos recursos que las naciones del mundo desarrollado. Las primeras posiciones son ocupadas por China (1) e India (2); sobresale una nación sudamericana, Paraguay (6); mientras México se ubica en uno de los sitios más bajos del listado (101), atrás de países de nuestro continente con un menor desarrollo económico, como El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, República Dominicana y Trinidad y Tobago. También México es superado en este parámetro por naciones del continente africano, como Angola, Costa de Marfil, Botswana, Gabón, Ghana, Malí, Nigeria, Senegal, Uganda, Zambia y Zimbabwe, y de otras tradicionalmente pobres del sur de Asia, como Bangladesh, para citar sólo algunos ejemplos.
Dicho en otras palabras, en materia de innovación, México ya no se encuentra al borde del abismo, sino en plena caída libre. Esto muestra el rotundo fracaso (y lo peligroso) de las políticas seguidas en nuestro país en las décadas recientes en materia de ciencia, tecnología e innovación. Pero el propósito de este artículo no es estremecernos ante la terrible realidad que nos muestra este estudio, sino tratar de entender sus causas y examinar los caminos que han seguido otros pueblos para avanzar en esta materia, con el fin de salir del agujero en el que nos encontramos.
En el mismo volumen aparece un pequeño artículo de Chandrajit Banerjee, director general de la Confederación Industrial de la India, en el que asoman algunas de las claves para explicar el éxito que ha alcanzado ese país en materia de innovaciones. El autor señala que en la actualidad el debate se ha centrado principalmente en un terreno puramente económico, sin explorar cómo la innovación debe orientarse no sólo al crecimiento, sino también debe ser vista como herramienta para resolver los problemas cotidianos, reducir la pobreza y alcanzar rápidamente un futuro sustentable. Un país con una gran población y recursos limitados como India –dice Banerjee– debe innovar para crecer, un ejemplo específico es la revolución emprendida en su país en el área de las tecnologías de la información. El gobierno se conecta con las administraciones en las aldeas (panchayats) por medio de fibras ópticas, proporcionando todos los medios para la optimización de las ideas y su realización, con el objetivo de transformar la prestación de servicios en áreas como la salud, la educación y la agricultura.
El autor pone de relieve el papel que desempeña el gobierno de su país en esa cruzada. El presidente de India ha declarado al periodo 2010-2020 la década de la innovación, ¡dando prioridad a la duplicación de la inversión en investigación y desarrollo en los próximos cinco años! Para ello se creó en 2010 el Consejo Nacional de Innovación, para la innovación incluyente y la preparación de una hoja de ruta con las estrategias y metas para el programa de la década.
Una de las iniciativas más importantes es la formación de una empresa basada en fondos públicos y privados (PPP), llamada PPP de Tecnología e Innovación Global, sin fines de lucro, para apoyar e implementar las innovaciones en el propio terreno y crear productos accesibles a toda la gente.
La experiencia de India muestra que hay una clara decisión política de impulsar la innovación, con participación de todos los sectores, pero bajo la rectoría del Estado, invirtiendo recursos suficientes en investigación y desarrollo para beneficio de su población… Una gran lección para nuestros gobernantes.