Viernes 7 de septiembre de 2012, p. 3
El pasado 2 de agosto, el avión de la Procuraduría General de la República (PGR) que trasladaba a Marisela Morales Ibáñez y otros altos funcionarios de la dependencia a Chile tuvo que bajar de emergencia en Quito, Ecuador. La razón: representantes de la empresa Aviation Technology Solutions advirtieron que la nave tenía el parabrisas estrellado, lo cual representaba un grave riesgo para los pasajeros.
Al ser informada del asunto, la procuradora tomó la decisión de continuar el viaje, ya que era inexcusable su participación en la reunión de procuradores y fiscales del continente, y en ese encuentro se aprobó la creación del Esquema Hemisférico contra la Delincuencia Organizada Transnacional.
Ya en Santiago, se decidió rentar un vuelo charter para no poner más en riesgo la vida de la procuradora.
Este es sólo un ejemplo de las condiciones que prevalecen, por corrupción y negligencia, en la flota de la PGR, que alguna vez llegó a ser considerada la más grande de América Latina.