Londres, 7 de septiembre. El éxito de China en los Juegos Paralímpicos de Londres no es casualidad. El gigante asiático, que en la actual justa se encuentra al frente del medallero, hace grandes inversiones en el sistema público de deporte, en particular en las principales actividades desarrolladas por discapacitados, que a nivel nacional suman 85 millones.

Sin embargo, no es la descomunal cifra de estos atletas lo que explica la superioridad del país en la cita británica. Si fuera por eso, India también debería estar a la cabeza de los oros.

El gobierno de China invierte grandes fondos en el entrenamiento de los deportistas discapacitados, subraya el director del Centro de Estudios de la Cultura Deportiva de la Academia de las Ciencias Sociales, Jin Shan.

Tras el éxito de Atenas 2004 y Pekín 2008, la delegación asiática continúa arrasando este año en Londres.

Hasta ahora, todos los líderes de los paralímpicos perdían fuerza cuatro años después, pero por primera vez es distinto, comenta el director del equipo alemán en Londres, Karl Quade.

China tiene un poder enorme y dinero. Además, su organización cuenta con una estructura potente, debemos reconocerlo sin envidia, añadió.

La nación asiática tiene unos 2.7 millones de atletas discapacitados que entrenan en los 220 centros del país. El sistema público garantiza que habrá entrenadores, especialistas, instalaciones deportivas de primera línea y suficientes horarios de entrenamiento para ellos.

La preparación es un entrenamiento casi militar, comentó el periódico Global Times. Moviliza las ventajas y recursos nacionales con el propósito fundamental de llevarse el oro. Quizá sólo China y Corea del Norte puedan concretarlo de un modo tan efectivo, comenta Shan.

Las organizaciones deportivas occidentales centran su interés en mantener en buen estado a la mayor parte de la población posible, agrega.

En cambio en China el éxito y el respeto que cosechan los atletas en los Paralímpicos prácticamente no tiene ningún impacto en la gran cantidad de discapacitados del país, que por lo general son marginados, excluidos, evitados y repudiados.

En China, los discapacitados suelen pedir ayuda económica en la calle y dependen de la compasión y benevolencia de los demás.

Claro, importan las medallas de oro, no la participación de los discapacitados en el deporte, critica la directora del centro para ciegos Hongdandan, de Pekín, Zheng Xioaojie. Sólo se cumple con un cometido, con una orden del Partido Comunista, añade, pero el logro no se ve reflejado en el estatus de los discapacitados en la sociedad.

Lamenta que se inviertan millones de dólares en los principales deportes paralímpicos y no en instalaciones para discapacitados en las ciudades.

Para ellos es difícil ir de puerta en puerta, comenta la activista. Y a las dificultades técnicas se suma la postura que adopta la sociedad al respecto: La gente los mira en forma extraña. Muchos los observan como si fuesen monstruos.

La funcionaria no sólo dice que faltan rampas, señalizaciones para ciegos y ascensores para paralíticos, sino que además existe la predisposición a aceptar a los discapacitados como miembros plenos de la sociedad.

Ellos no se atreven a abrir la boca y de por sí tienen cierta falta de autoestima. Si en esa situación son observados con desprecio, se les hace imposible salir de sus casas, puntualiza.