Esta vez la firma de autógrafos no fue en las conocidas plazas comerciales de la ciudad. Ni llegó una multitud de jóvenes, ávida de estar cerca del cantante de pop o de rock en boga, pero casi siempre condicionada por la compra de un disco y por el relumbrón que hacen las disqueras cuando promueven al cantante del momento.

En esta ocasión, la convocatoria para el encuentro artista-seguidor se dio en la Plaza Yuri, nuevo conjunto de locales ubicados en plena avenida de Tepito, en medio de una vorágine sonora que emana, decenas de puestos de quesadillas, camisetas, discos piratas y cualquier clase de artículo que se expenden en ese sitio, donde el dueto puertorriqueño de reggaetón, Falsetto y Sammy, no sólo regaló el jueves rúbricas en sus discos (originales y piratas), sino que se tomó la foto con toda la banda que llegó a esos locales en el barrio bravo, suburbio capitalino donde el género comenzó su expansión en nuestro país.

Otra cara del género

La invitación para la firma surgió vía red social de Internet, de su club de seguidores, encantado por el reggaetón de letras románticas. Fue un acto que ofreció otra cara de este tema, tan estigmatizado por los medios de comunicación y parte de la sociedad.

Antes de recibir una bandera de México, el dueto boricua interpretó dos rolas, una a cappella y la otra con la pista de uno de sus discos, que se confundió con la estridencia habitual del lugar. Muchos ni siquiera sabían que los puertorriqueños estaban ahí.

Agradecemos que vengan a nuestra casa: Tepito. Son unos reggaetoneros humildes, porque hay otros que no se atreven a venir a este barrio, lleno de gente buena, aseveró el vocero del club de seguidores, que convocó a jóvenes como Michel Gatita (así se nombró), quien lucía clásico atuendo de reggaetonera, con dreadlocks o trenzas. Dijo: Soy súper fanática de Falsetto y Sammy. Es un gusto que vengan al barrio.

Para el joven Bisel “habla muy bien de los artistas como reggaetoneros, porque la humildad es lo que importa. Ellos viven de la gente, de nosotros, de nuestro apoyo. Es una forma de decirnos: ‘gracias’. Esto ayuda a que la sociedad no tengan prejuicios. Hay chavos a quienes sí les gusta la droga y la maldad, por eso pagamos justos por pecadores. No todos somos así: habemos a los que nos gusta el género y estamos bien. No somos delincuentes, vivimos bien”.

La reunión de Falsseto y Sammy, llamados las nuevas criaturas, nuevo lanzamiento del productor Álex Gárgolas y Salvador Morales en su alianza con la compañía Salva Entertainment Group y su sello independiente S&A Music Corp, fue la antítesis de las que se organizan en esas tiendas que están por todo el país.

Aquí, hasta niños de la calle se acercaron a los artistas –que se han presentado en diversos lugares de la República mexicana–, en medio de los gritos de ¡llévelo, llévelo! de la marchante; de las amas de casa con todo y mandil que, intrigadas, volteaban hacia donde se emitía el sonido, así como de diableros con mercancía, que incansables pasaban por la acera de la placita comercial.

“Son importantes estas reuniones para conocernos mejor, para saber qué quiere la gente que nos sigue.

“Hoy día las cosas han cambiado. ¿A quién no le gusta que le compren sus discos?, pero en el caso de los reggaetoneros no hay enfadado con la piratería, porque saben que así también se conocen y reconocen sus canciones. Además, ¿qué le vas a decir a un chavito que vende sus quemados (discos)? ¿Vas a llevarle a la policía? No. Es ese mismo que te está trayendo al artista al barrio. Además, para nosotros es maravilloso que un joven regale su bandera como gesto de agradecimiento; es un gesto cultural”, aseguró el promotor puertorriqueño (casi mexicano) Salvador Morales.

Para Mario Álvarez, de Salva Entertaiment (manejadora de otros reggaetoneros, como Farruko o Arcángel), es un honor que nos inviten los chavos de Tepito, pero también era un compromiso de los artistas venir para acá. Falssete y Sammy tienen un video en Youtube que ha sido visitado más de 25 millones de veces; de ese total, 70 por ciento es de México, por lo que saben el nivel de plataforma qué es nuestro país, en el que hay que aclararse ha señalado a los regaeetoneros por una moda de vestir. Los tratan como maleantes, pero hay chavos que son sanos y van a la escuela.

Entre el cotidiano ruido incesante del mercado tepiteño, los boricuas, que a todos anunciaron que irían a comer tacos, se despidieron gozosos de estar en el sitio en el que seguramente sus acordes se escucharon por vez primera en un disco con envoltura de celofán transparente.