n la teoría de las decisiones colectivas, del diccionario de política de Bobbio, Matteucci y Pasquino, los autores hacen un análisis muy amplio y muy puntual del concepto de las decisiones colectivas, y el complejo campo en que se define, en la teoría política, como método, más que nada, con el que se propone renovar el estudio de problemáticas antiguas que se refieren a las condiciones de funcionalidad y de estabilidad de las formas de gobierno democráticas. En su formulación más rigurosa dentro del nivel analítico, la primera de las decisiones colectivas presenta una estructura lógico-deductiva que, partiendo de axiomas sobre el comportamiento de la elección individual, fija una serie de teoremas basados en el problema de la agregación de las preferencias individuales, en una elección colectiva
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Se aclara más adelante que al desarrollo de este método de análisis han contribuido sustancialmente aportaciones de otras disciplinas, que van desde la teoría económica hasta la teoría de los juegos, y de la economía del bienestar hasta la teoría de las finanzas públicas.
Lo que viene quedando en claro en esta definición analítica es que la problemática de la agregación de las preferencias, o elecciones individuales, no es enchílame otra, como dice la popular expresión, cuando uno pretende simplificar un problema demasiado complejo con dos o tres gritos estentóreos, o con el uso de algunas expresiones efectistas, pero absolutamente sin ningún sustento en la realidad.
La realidad se puede analizar siempre en profundidad, pero para ello se requiere, en primer lugar, de la voluntad de no valerse del más barato de los desplantes, que sea capaz de levantar el ánimo de lucha sin distingos entre la solidez y la sustentabilidad que sin duda hay que poner en juego, tanto más cuanto más crítico pudiera ser el momento en su dimensión histórica, esto es, cuando se tiene, por encima de todo interés personal, que solamente una persona en estado catatónico puede dejar de registrar, en la realidad, como algo tangible que únicamente se puede ignorar, en los casos en que queda muy claro que de lo que se trata es de adoptar una pose de funcionario con sentido de responsabilidad, que, al término del sexenio, recoge el aplauso que no le corresponde verdaderamente, solamente por una de las muchas causas que están semiocultas en la realidad por la que todos los mexicanos, los más de 100 mil muertos, asesinados, hombres mujeres, niños, soldados y policías que han quedado en las vías públicas de todo el país.
Esto es cuando hablamos de altos funcionarios ejecutivos a quienes se les acabó ya el tiempo en el ejercicio del poder público. Pero lo mismo se puede aplicar el razonamiento para quienes a toda costa tratan de mantener en el engaño a quienes han creído individualmente en ellos y, perdidas ya las elecciones, intentan ahora lograr la agregación de las voluntades que han mostrado, con nobleza y con generosidad, su apoyo a quienes con su actitud irresponsable lo único que consiguen es confirmar lo que ya sabíamos quienes no les concedimos nuestro apoyo individual desde el principio: no merecían que se les otorgara la confianza indispensable para dirigir los destinos de la nación mexicana. No toman en consideración ni las circunstancias políticas internas ni tampoco la crisis mundial que flagela a todos los países del planeta, que nos pone en una situación internacional también crítica que, más que aliviarse, da la impresión de que se agrava, en el aspecto económico-financiero, tanto como en el grado de violencia que se despliega con mayor furia en Siria, donde se está padeciendo la peor matanza desde que se inició la guerra civil contra el régimen de Bashar Asad.
Egipto continúa en la lucha por controlar el Sinaí, y se trata de la mayor operación militar en la zona, después de la firma de la paz con Israel. En Grecia. Petros Márgaris ofrece en un ensayo en el que colecciona una serie de artículos escritos entre 2009 y 2012, un verdadero panorama desolador que comenta el diario El País, en el que se describe un país sin calefacción en los conjuntos de vivienda y sin comida para los niños, mientras las filas de parados no dejan de crecer. El espectáculo nocturno en la acrópolis, de luz y sonido, está suspendido actualmente.
¿Y qué decir de España? La crisis económica no tiene, por ahora, esperanzas fundadas para aliviar la situación. Parece, por el contrario, que se complica y se agrava con el paso de los días. Mientras, con Estados Unidos en medio de la campaña presidencial Barack Obama fue proclamado candidato por los demócratas, que celebraron ya su convención en Charlotte, Carolina del Norte. Los analistas aseguran que esta vez, que no hay un George Bush en la presidencia, será más difícil que convenza a los votantes de que merece cuatro años más en la presidencia. Mientras, Mitt Romney, delineando una política dura frente a los mexicanos indocumentados, difiere solamente en cuatro décimas de punto de la intención de voto, según El País.
No cabe duda de que el presidente Enrique Peña Nieto tendrá que poner en juego, con base en una amplia y oportuna información de una cancillería ágil, eficiente, cuidadosa y acertada, para moverse con la sensibilidad necesaria que nos permita sortear eficazmente los complejos problemas de orden internacional que se habrán de presentar, o de acentuarse a nuestro alrededor, y que habrán de ventilarse, la mayoría de los más importantes, en las instituciones multilaterales, que solamente un verdadero jefe de Estado será capaz de conducir.
Las preferencias individuales, por legítimas que realmente sean, y que son, fuera de toda duda, tendrán que agregarse en un acto de decisión colectiva indispensable por el bien de México. Los líderes de la opinión pública seguirán actuando con todo derecho, y podrán ser útiles a la patria, de esta manera. Agregar voluntades en torno a la justicia y a la libertad, y al beneficio histórico del pueblo mexicano, es la meta que nos tiene que orientar a todos los mexicanos sin excepción.